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La penúltima 'locura' de Barea

El espacio Pabellón Nº 6, sito en la península de Zorrotzaurre, rinde tributo a su mayor promotor

La penúltima 'locura' de BareaFoto: oskar martínez

Bilbao

El ambiente festivo se ha instalado en el corazón de Zorrotzaurre. Pabellón Nº 6 (P6) sigue programando teatro de calidad, cada vez se acercan más aficionados y su principal impulsor, Ramón Barea, ha recibido el Premio Nacional de Teatro esta semana. Hace dos años largos que la vieja fábrica reabrió sus puertas reconvertida en un espacio para promover y programar toda clase de artes escénicas, y el impulso de unos pocos locos se ha tornado en un proyecto sólido, una realidad que contagia ya a gran parte de la ciudad.

Durante estos días de actividad frenética, los socios de P6 se acuerdan más si cabe de su abanderado, que estrena en Madrid Comedias bárbaras de Valle Inclán, a las órdenes de Ernesto Caballero. Felipe Loza es uno de los fundadores del espacio escénico de Zorrotzaurre. Amigo y compañero de oficio de Barea ("le conozco desde hace 32 años"), confiesa ha sido su maestro en el oficio. "Todo lo que sé de teatro lo he aprendido con él, es mi compañero y mi hermano mayor. De él destacaría la bondad en el trabajo, la humildad, la inteligencia, el talento, la valentía y la mala hostia cuando es necesario. Es un buen líder y en Pabellón 6 hemos sabido siempre que él era quien nos representaba. Es una cosa natural, no se ha impuesto, lo hemos elegido nosotros". Loza no se muerde la lengua y sigue describiendo a Ramón como un hombre tenaz, que "se casa con el trabajo bien hecho, con la sensatez, con la gente que viene a dar, con los que respetan, y no se casa con los que desprecian este mundo. Ahora, con el Nacional, ha recibido lo que se merecía desde hace muchísimo tiempo".

El actor y guionista disfruta también con lo que ha cosechado Pabellón 6 en 2013: "El público está diciendo que esto merece la pena. Han sido dos años de crear público y ahora estamos llenando, pero han sido dos años de mucho miedo, trabajo, de miradas de mala leche, de cierta ironía para con nosotros? Pero sabíamos que íbamos a ser capaces porque conocemos nuestro potencial. Creemos en nuestra ciudad, y es extraño aquí no existan muchos más espacios como éste".

A pesar de la breve bonanza que disfruta P6, Loza advierte: "Esto sigue siendo difícil, porque el proyecto exige mucho sacrificio y trabajo voluntario, y eso solo lo podemos ofrecer los que nos estamos subvencionando la vida por otro lado; pero hay gente que no puede ayudar tanto, porque está preocupada en sacarse el sustento de cada día. Por tanto, necesitamos más apoyos, porque aquí nosotros montamos, limpiamos, servimos? Y Ramón Barea va a ser un Premio Nacional que va a seguir pasando la escoba, y lo hará encantado". "Ahora está llegando la gente joven -se congratula-, dos producciones de equipos nuevos que no han trabajado nunca con P6, y para marzo comenzaremos a funcionar con esos dos espectáculos. Para nosotros poder producir en estas condiciones es increíble y si la obra se mantiene en cartelera uno o dos meses ya es un lujo, como ha ocurrido con Chihuahua. Pero lo mejor de P6 es que hemos formado un equipo, y si este espacio se va a la porra nos iremos a otro".

los imposibles Irene Bau es otra de las promotoras de la fábrica teatral de Zorrotzaurre. También conoce bien a Barea, de quien dice que "es un tipo muy generoso y muy humilde, y luego es de esas personas que ahí donde ve un imposible, ahí va él; se inventa cosas imposibles y se esfuerza por convertirlas en realidad, como ha pasado con Pabellón 6. Él lleva toda la vida haciendo eso". Como actor, Bau asegura que, "como el buen vino, Ramón ha ganado con los años. Ha hecho tantos personajes, ha pasado por tantos trabajos, por el teatro, la televisión? Ha estado en activo toda su vida y ha ganado en matices".

El artista José Ibarrola, socio también de P6, se remonta a los años 70 para hablar del actor y director bilbaino. "Artísticamente casi hemos crecido juntos, hemos coincidido muchas veces en proyectos y también en ideas. Él venía a la galería Aritza, donde yo exponía por primera vez. Para mí el era un joven actor, un titiritero que andaba por ahí, pero nos conocimos a través de Sol Panera. Formamos una gran familia cultural en Bilbao. Como tenemos una cierta diferencia de edad, para mí Ramón siempre ha sido un poco como el hermano mayor, el amigo que te da la mirada necesaria más que el consejo, para seguir avanzando". Ibarrola destaca que, además de buen actor y director, "es una persona con la que puedes compartir mucho, una persona profunda que vive a ras de suelo, muy apegado a la realidad cotidiana, y eso se agradece en un mundo cada vez más superficial".

Respecto a P6, Ibarrola es optimista: "Éste es un proyecto suyo y de Irene (Bau), y dice mucho de ellos dos y de Ramón en particular. Barea no es un hombre que se queda a la espera, sino que pasa siempre a la acción. Y eso lo lleva a todos los terrenos de la vida, con lo que tiene de bueno y de malo, porque no siempre coincides con él, pero todos apreciamos esa actitud valiente ante la vida".

El sueño loco de Barea, Pabellón Nº 6, saca pecho a orillas del Nervión, dándole la razón al viejo Nietzsche, quien sostenía que "en la locura siempre hay algo de razón".