BILBAO. El director, retirado del cine y dedicado a escribir novelas, ha vuelto en la capital vizcaína a sus inicios, ya que fue en el mismo festival Zinebi donde presentó su primera obra, el corto "El último día de la humanidad", en una proyección pública a la que asistió toda su familia venida desde Cantabria.

Ahora, ha bromeado, le dan un premio "casi póstumo", porque está retirado. Desde esa posición, ha repasado la situación del cine actual.

Tras escuchar que la organización le daba el premio por su cine "libre y exigente", el cineasta ha reconocido que "otra cosa no, pero mis películas han sido audaces. Ahora en el cine todo es menos posible".

El realizador ha desarrollado esta tesis: "Antes los productores eran cineastas; el director hablaba sólo con el productor y este se encargaba de lo demás, ahora se pasan más filtros, por la televisión, y ya no es lo mismo" "El público también ha cambiado: yo me dediqué al cine porque unía a la belleza plástica la crítica social que calaba bastante en el espectador, y son dos cosas que se han ido perdiendo".

Ahora, ha subrayado, "las películas se hacen pensando en la televisión: la puesta en escena tiene menos importancia que los diálogos y el argumento, y respecto a su influencia social, tampoco la veo muy clara, simplemente porque hay muchas cosas que ver, muchas cosas para salir de casa, no es que el cine sea mejor o peor".

Esta fue una de las razones por las que dejó el cine, porque "antes se le prestaba mas atención, cuando estrenabas una película como "Sonámbulos" -ha bromeado- había dos reacciones distintas: unos se cagaban en tu padre y otros en tu madre, pero había una reacción".

"Ahora me produce una gran decepción el que nuestras películas se pasan en las salas sin encender reacciones. Es verdad que ahora la gran sala del cine es la televisión y la ven muchísima más gente que antes, pero no es lo mismo. Antes había un debate, porque las películas se comentaban en la oficina, que es donde siempre se ha hablado de cine".

Aunque también, ha reconocido, "ahora es más fácil hacer una película. Ahora una película en digital se hace entre unos cuantos amigos, incluso con el móvil, se cuelga en internet y lo ve mucha gente".

"La cosa han cambiado y habrá que adaptarse, pero yo no me adapto", ha resumido. Por eso, ahora cuando los hijos de sus amigos le preguntan "les digo que sí, que pueden dedicarse al cine, pero que tienen que vivir de otra cosa".

El director no critica la televisión: "cundo se dice que el cine está en crisis, no se es justo del todo, porque si entendemos el audiovisual en su conjunto, las series de televisión atraen muchísima más gente que la que pudieron atraer en su día las salas. Es donde trabajan los actores, y los guionistas se han vuelto más importantes".

Pero para los directores la televisión es otra cosa: según Gutiérrez Aragón, el "mérito" de las series es "hacer un episodio que se parezca al anterior y que no se salga de las normas del estudio, es decir, de la televisión. Lo que se premia es que se haga en el tiempo que se debe hacer, así que en una serie los directores no pueden poner su sello propio".