bilbao. Con la única compañía de su guitarra, bautizada como La Gangrenosa, y el bajista Eloy Sanchéz-Gijón, el polifacético artista gaditano Pablo Carbonell ofrecerá desde mañana y hasta el domingo el espectáculo musical Canciones de cerca en el Palacio Euskalduna. En esta nueva representación, cargada de ribetes surrealistas y con formato de concierto íntimo, el humorista interpretará algunos de los mejores temas de su último disco, un álbum en el que el showman andaluz ha contado con la colaboración de Los Delincuentes, Raimundo Amador, Pepe Bao Lichis y una larga lista de profesionales del mundo sonoro.
"He reunido las canciones que tienen un mayor peso teatral de todas las que he hecho, son números humorísticos con presentaciones de tipo monólogo", explicó ayer el gaditano. En palabras de Carbonell, se trata de un espectáculo entre el discurso y el musical, con la función de divertir al espectador y hacerle reflexionar sobre lo que es la canción. "Tengo una personalidad bastante ecléctica y me gustan todas las músicas, menos las sevillanas", puntualizó con humor.
El gaditano, todo un veterano en los ciclos de Aste Nagusia -solo el año pasado consiguió reunir 2.500 espectadores con Sin paga nadie paga, donde encarnaba a Darío Fo-, aseguró que es la primera vez en toda su vida en la que cantará cinco días seguidos. "¿Si lo hace Concha Velasco, por qué no lo voy a hacer yo?", ironizó antes de reconocer su admiración por la artista vallisoletana. A pesar del formato musical por el que se rige su espectáculo, Carbonell afirmó que se trata de "un recital bastante teatral", gestado de esa forma porque su formación "ha sido más teatral que musical".
Con una trayectoria de más de treinta años a sus espaldas, el humorista comenzó su carrera junto a Pedro Reyes en los 80. Participó en la Bola de Cristal y formó el grupo Los Toreros Muertos. El gaditano recordó ayer que en aquel entonces él no tocaba instrumento alguno. "Empecé a tocar la guitarra con 35 años, estirando la paciencia de mi público", confesó Carbonell. Sin embargo aseguró que cada día la música le interesa más, por ser "una gran compañera y una manera muy dulce de decir cosas bonitas, interesantes, sarcásticas...".
Las preferencias expresivas de Carbonell quedan de manifiesto en el montaje. "La música, a parte del humor, es un buen lenguaje", reconoció como aquel que no puede evitar la fusión de los mismos. Quizás por ello, declaró que no ha conseguido que nadie le diga si su show "es más un monólogo que un concierto"; "creo que porque he equilibrado bien ambas cosas", reflexionó. Sea como sea, el artista no olvida incluir los dos ingredientes que lo acompañan desde su etapa en Los Toreros Muertos, aquellos por los que tan bien encajó en el popular formato televisivo Caiga quien caiga: la sátira y la crítica social.
en la desnudez El interprete gaditano comentó que otras veces que ha actuado en el Euskalduna ha sido "vestido" con personajes; como el año pasado, cuando vino "vestido" de Darío Fo, algo que le permitió meterse en la piel de "un tipo bastante cínico". Por el contrario, opinó el humorista, "esta vez vengo de mí mismo, lo cual, al contrario de lo que pueda pensar mucha gente, es lo más difícil, porque uno nunca sabe quién es, ya que sus circunstancias pesan".
Por ese motivo, Carbonell consideró que este espectáculo es el más complejo que ha realizado hasta hoy: "Es prácticamente un striptease lo que voy a perpetrar", afirmó. De hecho, confesó que actúa en compañía de un bajista porque a veces ha percibido que tanta desnudez en el escenario puede provocar que el público se sienta cohibido. El artista gaditano trata de no parapetarse detrás de una careta o un personaje, que a menudo funcionan como escondites. Aún así, aseguró que "muchas de las canciones que canto las cantan personajes que posiblemente están dentro de mí y echo mano de ellos".
En su periplo por distintas ciudades del Estado mostrando Canciones de cerca, el humorista ha tenido oportunidad de comprobar la acogida del público. "Creo que la gente agradece siempre la sinceridad", valoró, por lo que considera que "el mejor espectáculo del mundo es la mirada de una persona que cree lo que dice y siente lo que dice". Siendo fiel a su esencia como artista cómico, Pablo Carbonell opinó que, a pesar de las grandes dosis de honestidad que incluye, su espectáculo es humorístico. "Con humor se pueden decir barbaridades que no se pueden decir en serio porque irritan", comentó.
Es en la realidad donde Pablo Carbonell busca a menudo motivos con los que ironizar desde un punto de vista crítico. "Los que tenemos la suerte de que nos pongan un micrófono tenemos un compromiso para proponer medidas sociales y denunciar injusticias desde nuestro púlpito", consideró. Sin embargo, determinó que en su concierto "lo que importa es que la gente lo pase bien. Sobre política y realidad, publicidad norteamericana y toda esta porquería en la que estamos metidos no hablo. No hace falta". Carbonell señaló que en su espectáculo funciona la simbiosis con el espectador. "Creo que cada día sé decir mejor buenas noches, la cosa más difícil que hay en el mundo del espectáculo junto con presentarse desnudo", concluyó el artista.