bilbao. El uso del Guernica de Picasso como símbolo universal contra la barbarie humana es el pretexto para la exposición que desde ayer se puede ver en el Museo Euskal Herria de Gernika. Bajo el nombre Los últimos Gernika, la muestra recoge varios documentos de las creaciones realizadas por artistas vascos y foráneos, que muestran la profusa creación artística generada en torno al bombardeo de la villa vizcaina y a la posterior representación pictórica ejecutada por Pablo Picasso. A la presentación de la exposición acudieron Josune Ariztondo, diputada de Cultura; José María Gorroño, alcalde de Gernika; Asier Madarieta, gerente de BizkaiKOA; Xabier Sáenz de Gorbea, comisario de la exposición; Felicitas Lorenzo, directora del Museo Euskal Herria, y los creadores Javier Arce y Kepa Garraza con los artistas de Zilbeti.

En la muestra que se podrá visitar hasta el próximo 18 de septiembre "hay imágenes históricas, fotografías de pinturas y murales, trabajos individuales y colectivos, dos proyecciones que recogen a los creadores locales y a los internacionales en sus referencias al bombardeo y al uso renovado de los elementos del Guernica para recordar todo tipo de masacres y denuncias", explicó Sáenz de Gorbea. También se pueden ver un archivador militar repleto de grabados así como un fanzine que reconoce la divulgación popularizada del mural y los bombardeos.

El comisario evidenció cómo el Guernica, "pese a sus proporciones, funciona como un cartel que atrae y llama poderosamente la atención. Pero al mismo tiempo interroga acerca de la destrucción que se percibe con un lenguaje distorsionado, entre lo onírico y el acople de miradas diferentes". Asimismo, recalcó que la esencia de una obra es más importante "en función de las relecturas que produce, cada tiempo las suyas". Definitivamente, la obra de Picasso es una creación que, independientemente del contexto en el que se presenta "remite al sinsentido de la guerra y al dolor que genera. Las ciudades, los animales y los seres humanos dejan de existir para ser solo unos números que forman parte de los daños colaterales", relató Sáenz de Gorbea.

La inclusión de artistas extranjeros dentro de la muestra está relacionada con el empleo internacional del Guernica para reivindicar "que no se repitan situaciones similares a la vivida por la villa foral y para mostrar paradójicamente cómo se producen otros Guernica", aclaró el comisario. Resulta una representación atemporal "con la capacidad de desplazarse a otros contextos y lugares". No en vano, las reflexiones artísticas realizadas en relación al Guernica se han manifestado "de manera especial cuando la gente siente la injusticia de todo tipo, desde guerras hasta luchas ecologistas", aclara el comisario. En ese sentido, se destaca las lecturas que realizan los artistas más jóvenes, ya que "la irreverencia forma parte del Guernica, que se enfrenta al conformismo del tradicionalismo. Es una obra que puede violentar para clamar contra el dolor de la injusticia".

La exposición Los últimos Gernika está abierta a la interpretación. Ya que, según el comisario, la aparición de un guardia civil custodiando el cuadro puede significar una cosa muy diferente dependiendo de la ideología de cada persona.