"A veces hay que parar para vivir y volver a hacer canciones"
Ha pasado ya una década desde que aquel recopilatorio de 'flamenco chill' descubriera al trío Chambao. Hoy, solo su vocalista, Lamari, resiste. Ella es la artífice de 'Chambao' (Octubre.Sony), su quinto CD, que sigue combinando flamenquito con electrónica y ecos de world music
bilbao. El disco, de sonido "más orgánico" y natural, rezuma buen rollo y esperanza. "Estoy muy a gusto, contenta con mi vida y con mi entorno. Intento aprender de una misma, ser feliz e intentar que la gente alrededor también lo sea. Con respecto al disco, hay ilusión, a ver cómo responde el público", asegura Lamari de cara a su concierto del sábado en Bilbao.
Diez años y quinto disco. ¿Supone una nueva etapa en lo personal y profesional?
El 10º aniversario lo hace especial. Puede que sea un punto de inflexión, el cierre de una etapa y el comienzo de otra. No sé… En todo caso hay temas que suenan a nuevos y canciones que te recuerdan a discos anteriores. Estoy buscando siempre historias que contar, experiencias que me hagan escribir cosas nuevas. Esta vez quizá con más tiempo y de forma especial al cumplirse estos diez años.
¿Qué queda del Chambao del principio? ¿Qué le parece hoy aquello del 'flamenco chill'?
Nunca me he considerado una artista flamenca: simplemente es una música que llevo dentro y que influye en mi manera de hacer canciones. Está claro que aquel recopilatorio de flamenco chill con el que nacimos fue importante, pero con el paso de los años y los discos nos hemos convertido en Chambao, con nuestra forma propia de hacer música e investigar.
Han pasado 5 años desde el CD anterior. ¿A qué se ha debido? ¿Ha necesitado desconectar para vivir?
Con otro aire salió en 2008 y luego llegó el directo, en Argentina. Después se habló de la necesidad de parar, de estar a otras cosas cada uno. 2010 fue rollo-vacaciones, sabático. Fue necesario para vivir, y se ha convertido en cositas nuevas para contar en las canciones. En la música te vas adaptando y normalizando, y hasta ahora nunca había surgido un parón. Cada uno con su vida, los músicos y yo misma. En 2010 viví viajes, escapadas y conciertos. Cuando tienes más tiempo libre todas las cosas te cuadran. Y me nutrí del día a día, de los amigos y la familia, las cosas grandes.
Creo que las canciones surgieron solas, que no fue a buscar grabar un disco.
Hay de todo, desde canciones antiguas que estaban sin grabar a otras que tenía en la cabeza y las que fueron saliendo por necesidad de contar cosas. El proceso creativo siempre viene de varios frentes.
Al componer, ¿se busca algo concreto, sonidos, estilos,... o las propias canciones van surgiendo y piden cómo deben sonar?
No busqué un sonido claro, pero sí quería una producción sencilla. Me apetecía un cambio y no seguir con la producción de Bob Benozzo, con el que tengo muy buena relación.
Y ahí surgió Carlos Raya, productor rockero, que se ha dado a conocer con Fito y Fitipaldis.
Eché mano de Gothan Project, que fusionan tango y electrónica, además de Andrés Levin, a quien conozco de los discos de Hierbabuena. Y en esta criba me aconsejaron que probase con Carlos Raya, ya que no solo era productor de rock. Elegí la canción El vaivén por ser difícil. Tenía una semana y me sorprendió por la rapidez, frescura y elegancia de la producción. Lo elegí a él y entramos a preparar el disco, músicos, programación… Hubo mucho intercambio de ideas y gustos para conocernos un poco y ver por dónde quería tirar. Coincidimos los dos en que menos es más.
El disco suena más ecléctico (jazz, blues, África, Oriente…) que nunca dentro de un estilo propio que mezcla el flamenquito con la electrónica y la world music.
El objetivo es que no fueran mil pistas aunque haya cosas de electrónica. Es un disco que recuerda un poco a lo anterior por el uso de instrumentos mediterráneos (laúd, mandolina...). Las programaciones siguen estando, pero suena más orgánico. En dos meses miramos todo y en enero y febrero lo hicimos.
Las letras son positivas, repletas de referencias a soñar, creer en uno mismo… Y la palabra 'libertad' se repite en varias canciones.
En el tema de letras, a la hora de componer el disco hay de todo. Buenos consejos estaba hecho desde 2003 y siempre me ha gustado mucho. En Miedo por dentro está Mario Díaz… Cada una tiene su estado de ánimo y su vivencia, desde Beliche, que es una playa de Portugal y cuenta cómo me sentí cuando llegué allí, a Al aire, que habla del parón y de la necesidad de dejar de hablar de una misma. El vaivén habla de la etapa entre adolescencia y de la madurez, de las inquietudes… Pero no soy partidaria de contar el porqué de las letras, porque condiciono a la gente a llevar la imaginación por ahí.
No se puede quejar de colaboradores.
Las hay muy potentes, como Carles Benavent, un maestro en todo lo que hace, Chucho Valdés y Josemi Carmona. A Raya y a mí nos gustó la idea de juntar a los tres, y elegí Al Aire porque fue la primera canción de estos años, el ritmo de 3x4… Ellos harían cualquier canción más grande. Al primero que llamé fue a Benavent, y me dijo que lo que quisiera. Josemi me comentó que había intentado colaborar en el anterior. Chucho estaba más apretado de agenda, pero al final todo se pudo hacer. Por cuestiones de agendas no grabamos todos a la vez, ya que Chucho grabó en Alhaurín en el estudio, y nosotros en Madrid. La canción es la joyita del disco, no te cansas de darle al play.
Por cierto, el disco está dedicado a dos músicos andaluces de leyenda como Enrique Morente y Rockberto (Tabletom).
Andalucía y su música me han marcado y me seguirán marcando siempre porque la tierra se lleva dentro.
¿Qué planes de futuro tiene, además de vivir?
El objetivo es seguir con la gira y continuar con este proyecto. También vivir el día a día e intentar mejorar, claro.
Más en Cultura
-
“La historia de amor epistolar de mis padres era una novela que me debía hace 30 años”
-
Sparks: los raros y ‘chisposos’ del BBK Live
-
“Cuando empecé a escribir esta historia en 2009, sí que pensaba que estaría bien ser longevo; ahora, no”
-
El latino Julián Fontalvo ‘imita’ a grandes del pop y el rock en Bilbao