Preludio del día del pianista
La primera edición de 'Pianoaz Blai' reúne hoy a más de 80 alumnos vizcainos
BILBAO. Qué tienen en común Mozart y Phil Collins? ¿Y Chopin y Oskorri? El piano. Los temas de estos y otros muchos compositores se interpretarán hoy a lo largo de todo el día en Pianoaz blai, el primer encuentro de jóvenes pianistas de Bizkaia. Organizado por el Departamento de Piano del Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga de Bilbao -donde se celebrará la jornada musical-, el objetivo de esta iniciativa es ofrecer a los estudiantes de piano de Bizkaia "la oportunidad de tocar un piano de gran envergadura en un auditorio grande como el del Conservatorio de Bilbao", explica Agustín Vergara, profesor de este centro y uno de los organizadores del encuentro.
Este será un día dedicado en exclusiva a estos músicos solitarios, pues en muchas ocasiones y debido a las grandes dimensiones del instrumento que tocan, se quedan "un poco al margen" de orquestas y otros grupos de música. "La propia idiosincrasia del instrumento nos lleva a tener ciertas limitaciones, no siempre mostramos lo que nos gustaría porque no podemos llevarnos el piano a cuestas, como pueden hacer otros instrumentistas", comenta Itziar Barredo, compañera de Vergara y coordinadora del encuentro. "También es importante que los alumnos muestren su música en un ámbito más amplio que el familiar o el del propio centro, que escuchen a los demás e intercambien ideas", añade.
Los profesores confían en que esta iniciativa suponga asimismo un reconocimiento al esfuerzo y dedicación del alumnado. "Son personas con una gran fortaleza mental y un alto rendimiento, es admirable cómo compaginan la música con la gran carga lectiva del Bachillerato, la selectividad...", resaltan.
En esta primera edición de Pianoaz blai participarán un total de 83 alumnos y alumnas de piano de conservatorios y academias de música de todo el territorio vizcaino, y de todas las edades (desde 8 a 20 años). Cada músico solo tendrá una limitación: el tiempo. Se ha fijado una duración máxima de cinco minutos por actuación, "con el ánimo de hacer un encuentro ameno y que no sea algo desmesurado", aclara Vergara. Por lo demás, los jóvenes intérpretes han elegido con total libertad las piezas que van a tocar hoy. Pese a que este encuentro también pretende ser una especie de fiesta de fin de curso que valore el repertorio estudiado durante todo el año, "no es necesario que su actuación sea una muestra representativa, porque es un encuentro lúdico, no de lucirse", puntualiza Josu Marrero, profesor del Departamento de Piano en el conservatorio bilbaino.
La jornada comenzará hoy a mediodía y culminará con un concierto a las siete de la tarde a cargo de varios profesores del centro anfitrión. El recital será a dos pianos, una modalidad en la que también participarán algunos alumnos. "Muchos centros no disponen de dos pianos de estas dimensiones, así que este es otro valor añadido", convienen los docentes.
En cambio, discrepan a la hora de valorar si este encuentro es una forma de medirse con el alumnado de otros centros. "No se trata en absoluto de compararse con nadie, para eso están los concursos. ¿Cómo van a medirse si se interpretan piezas tan dispares como el Furra furra de Oskorri y el Nocturno de Chopin?", comenta Miriam Uriguen, jefa del Departamento de Piano del conservatorio bilbaino. "Está claro que ese no es el objetivo, pero creo que la medida siempre existe", matiza por su parte Itziar Barredo.
ganas de aprender En presencia de los alumnos de piano Andoni, Imanol, Patricia y Javier, los profesores les recuerdan que son "unos privilegiados" por contar con las instalaciones del conservatorio y con oportunidades como Pianoaz blai. Imanol, único pianista en la gira de conciertos de Euskadiko Ikasleen Orkestra por Bogotá, es consciente de ello. "Allí tienen menos recursos que nosotros, pero pueden más las ganas que tienen de aprender", apunta. "Yo soy de la época del jurásico -ironiza Vergara-, llevo cerca de 40 años dando clase, cuando se utilizaba tela de saco para insonorizar el aula". "Había una cueva...", prosigue con sorna el relato el joven Javier.