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Revolución cultural en la cuerda floja

El centro Niemeyer, emblema de la regeneración de Avilés, paraliza su actividad cultural tras la disputa abierta con el Principado de Asturias

Revolución cultural en la cuerda flojaAlberto G. Alonso

avilés

Asolo medio año de su apertura oficial, el centro Niemeyer, un complejo de 43 millones de euros diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer, tiene su futuro en la cuerda floja y se ha visto obligado a cancelar las actividades previstas para los próximos meses. Esta revolución cultural diseñada en el corazón de Asturias, Avilés, era comparada con el efecto Guggenheim, aludiendo al paralelismo con la revitalización urbanística de Bilbao y su posibilidad de despegue para toda la región. El pasado domingo, más de 4.000 personas se manifestaban en apoyo del centro y en contra de la guerra que enfrenta al centro con el Principado. "Esto es todo politiqueo. Desde que ha llegado Álvarez-Cascos quiere mandar más y se ha inventado un montón de excusas para cerrarlo", aseguraba Marijo Sánchez, hostelera participante en la protesta. "No lo pueden cerrar. Es un imán para la economía y una referencia cultural", decía junto a ella, Arturo Santisteban, un comerciante de la zona que secundó la manifestación para reivindicar su continuidad como "proyecto cultural imprescindible".

Los recortes presupuestarios y el enfrentamiento que mantiene el Gobierno regional de Asturias con la dirección del centro amenaza a la institución, cuyos responsables no descartan bajar la persiana. Avilés se encuentra así sumido en una incertidumbre absoluta sobre el futuro del centro e inmerso en plena disputa política. De hecho, el Ejecutivo regional considera que no está representado en el patronato de manera acorde a su aportación económica y ha denunciado irregularidades contables en la gestión.

El ultimátum que se cierne sobre la infraestructura ha provocado ya unas pérdidas de 600.000 euros. "La asfixia económica ha empezado porque había exposiciones previstas que hemos tenido que cancelar", afirma un portavoz. Se refiere a una muestra sobre los estudios Cinecittá, congresos y conciertos que iban a acoger unas instalaciones por las que han pasado personalidades como Woody Allen, la actriz Jessica Lange con una exposición de fotos o el actor Kevin Spacey con su obra Ricardo III, entre otros. Así, el espectáculo Utopía de la bailaora Maria Pagés, podría ser una de las últimas actividades organizadas.

Las equivalencias entre el centro Niemeyer y el Guggenheim son inevitables. El complejo cultural, única obra en España del célebre arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, sirvió para poner en los recorridos de la cultura mundial a la ciudad de Avilés y al Principado de Asturias, además de para revitalizar una zona deprimida como era la ría avilesina. "Nosotros creemos que puede atraer a la ciudad muchísimos visitantes, además de aportarle fama, como ha sucedido con el Museo Guggenheim y Bilbao", señala Marijo Sánchez, corroborando las expectativas que tiene la ciudadanía en lo mucho que puede dar de sí el centro Niemeyer. Y es que los avilesinos lo ven como una garantía de futuro segura. "¿Tenemos que resignarnos a que seis meses después de empezar a funcionar lo quieran cerrar cuando está demostrando que va realmente bien?", clama otro indignado.

No en vano, la repercusión que ha tenido el complejo desde sus comienzos es palpable. El artista asturiano Hugo Fontela, autor de la exposición Niemeyer by Fontela, defiende el efecto "más que positivo" que el centro ha surtido en la cultura asturiana, calificando su trayectoria como "una ventana abierta al mundo, presentando en Avilés varias exposiciones que han triunfado en el resto del globo". Ahora la clausura es comparada, en algunos ámbitos, con el cierre temporal del museo Chillida-Leku de Hernani. Para Tomás Santos, de la Unión de comerciantes de Avilés, también presente en la manifestación, "es el momento de que todos se sienten a hablar porque solo con el diálogo se arregla esta catástrofe".

marejada El contencioso político y la guerra de cifras caldean el enrarecido ambiente de la clausura. De hecho, la dirección del Niemeyer ha acusado a Álvarez-Cascos de "tergiversar las cantidades de las subvenciones recibidas". Esta misma semana, el Principado reculaba y admitía que los 4,3 millones de euros entregados en ayudas públicas corresponden a la suma de cuatro años, y no únicamente a 2010, como anteriormente había afirmado el presidente regional.

Porque lo que subyace en el fondo es la pretensión de Alvarez-Cascos de obtener una representación cercana al 50%. "Si el Principado aporta el 48,3% de los fondos públicos que se transfieren al Niemeyer, no resulta lógico que la administración autonómica solo disponga de una representación del 7,6% en su máximo órgano de gestión", aclara.

Aunque no solo el dinero está en juego. Los gestores del Niemeyer también han expresado su profundo descontento con las descalificaciones que vertió el consejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, sobre la programación cultural del complejo, que tachó de "cultura del espectáculo". Ha sido la gota que colma el vaso.