madrid. El actor británico Rowan Atkinson, el conocido Mr. Bean, vuelve a enfundarse el traje de espía en la segunda entrega de Johnny English, en la que salva al mundo con mucho humor y según él mismo afirma, con "una producción más creíble, exigente y actores de renombre internacional". Recuperado del accidente automovilístico que sufrió hace unos meses, comentó, en entrevista con Efe, que la mayoría de las escenas de acción de la película han sido interpretadas por él, aunque no descarta "incluir a Rodríguez Zapatero como doble en proyectos futuros", bromeó.

Atkinson visitó ayer Madrid para promocionar su nuevo trabajo. En la segunda parte de su particular visión de James Bond se ha empleado mucho más dinero, por lo que el resultado es muy visual, con una calidad en la imagen extraordinaria y un argumento, según el actor, "mucho más creíble".

El cómico defendió este proyecto en el que "la producción es más seria, pero el humor no disminuye, si no que destaca al contrastar con el contexto". De hecho, para el reparto han escogido a actores "de papeles serios", como Gillian Anderson (Expediente X), Dominic West (John Carter), o Rosamund Pike (El mundo según Barney).

Algunos medios han tanteado la idea de que su estreno, previsto para el 30 de septiembre, respondía a una estrategia de marketing para no coincidir con ninguna película de espías. Sin embargo, Atkinson cree que se trata de "una feliz coincidencia". La primera parte de Johnny English, en 2003, compartió fechas de promoción y entrevista con Pierce Brosnan en Die another day(2002), y el resultado de la recaudación "no se vio afectado por la simultaneidad de ambos trabajos".

Lo que sí preocupa al actor británico es la crisis económica que azota Europa, aunque mantiene la esperanza de que se llenen las salas de cine porque, según afirma, cree que "en lo último en lo que la gente ahorra dinero es en el ocio".

Además de ser una película para "niños y adultos", contiene un humor muy visual, algo que para Atkinson es destacable, puesto que, se enorgullece de "tener la habilidad de hacer comedia visual, aunque tenga fama de ser más vulgar es mucho más difícil que hacer comedia verbal", afirmó. Tenía veinte años y estudiaba ingeniería eléctrica cuando descubrió la habilidad que tenía para hacer reír con los gestos de su cara. Desde entonces es su herramienta de trabajo, aunque bromeó con el hecho de "haberla utilizado más de la cuenta". Atkinson se reconoce muy exigente con su trabajo. "Nunca estoy satisfecho con la escena - dice- y eso desespera a los directores".