donostia
eL fino acuarelista Enrique Ochotorena (Donostia, 1946 ) vuelve a exponer en la sala Kutxa Boulevard de la capital guipuzcoana una hermosa colección de acuarelas, en las que desarrolla temas de árboles y bosques, así como paisajes de ciudades como Segovia, Donostia, Bilbao e Iruñea.
Ciertamente el acuarelista no es nuevo en la ciudad, como no lo es en los múltiples certámenes nacionales e internacionales en los que ha sido premiado, hallándose su obra en museos y colecciones de México, Estados Unidos, Francia y España.
Dotado de fina caligrafía y dibujo, comenzó realizando una acuarela de corte realista, preocupada por el detalle y la realidad más cercana, para ir abriendo, los últimos años, su abanico de posibilidades, a una acuarela más preocupada por cuestiones plásticas de índole expresivo y analítico.
Surgen así un conjunto de árboles y bosques, que con pocos recursos gráficos y colorísticos, traza potentes o delicados grupos de árboles, unas veces de raigambre más expresionista y, otras, más abstracta. Ochotorena, maduro ya en sus recursos, abre y suelta la mano para trazar con ella obras sobrias, rápidas y muy logradas como Reflejos (2009), Fronda (2009), Árboles y poblados (2008), y sobre todo en la pieza más madura y compleja de Nieve en el Duratón (2009).
Traza también paisajes evanescentes de Italia como los de Punta Sparvient (2008), pero donde creemos que se siente más a gusto es con sus paisajes urbanos de ciudades del País Vasco y del Estado. Calle, catedral y paisaje de la ciudad de Segovia (2009), el Viejo puente de Pamplona (2010), la Ría de Bilbao (2007), y Primeras nieves en la Bahía (2008), o Contraluz en la Avenida (2009), indican la madurez, la preocupación por la luz, y las metas expresivas que se ha propuesto y ha alcanzado en este tipo de paisaje urbano Ochotorena.
El pintor, no renuncia nunca al carácter figurativo de su obra, pero la va cargando de acentos expresivos, de poéticas más broncas, hasta ir logrando con ellas obras tan sinfónicas y modernas como la dedicada a la ría de Bilbao.
Y creemos que, además Ochotorena no ha hecho más que empezar, ha comenzado a sugerir y a adentrarse en mundos y en poéticas que pueden llevarle muy lejos, hasta límites en que la imaginación y la fantasía son capaces de crear espacios para el recuerdo, la introspección, y el ensueño. Demos tiempo al tiempo, y el resto vendrá por añadidura.