BILBAO. La actriz Silvia Marsó reivindica la igualdad entre hombres y mujeres en la obra teatral Casa de muñecas, cuyo reparto encabeza y que se representó ayer en el Teatro de Arriaga de Bilbao. Hoy tendrá lugar la segunda función (20.00 horas). Marsó citó en una rueda de prensa en la capital vizcaina las declaraciones del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, contra la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, y la abundancia de casos de violencia machista para afirmar que "no hay que ir muy lejos" para buscar motivos para ello. En este sentido, también se ha referido al caso de la iraní Shakineh Mohammadi Ashtiani -condenada por adulterio a ser lapidada- y el último escándalo por las fiestas privadas del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

Marsó interpreta este texto, escrito en 1879 por el dramaturgo noruego Henrik Ibsen, junto a los actores Roberto Álvarez, Pedro Miguel Martínez, Rosa Manteiga, Francesc Albiol, Mamen Godoy, Cuca Villén e Ionel Pena.

La obra retrata a Nora, una mujer que abandona con un portazo su aparentemente idílico matrimonio porque no comparte el rol subordinado que desempeña en él. El contenido de la obra escandalizó a la sociedad noruega del siglo XIX. La evolución del personaje principal se retrata, por ejemplo, en el vestuario diseñado por María Luisa Engel, que al principio es recargado y detallista y muestra a la mujer como "casi un objeto decorativo", y al final es muy sencillo.

retos "Muchas cosas hemos conseguido las mujeres en estos años, pero el reto de nuestra propia evolución individual, de ambos, para poder luego convivir como iguales, sigue en pie", explicó la directora del montaje, Amelia Ochandiano. El maltrato a la mujer y la falta de respeto están "muy vigentes, por desgracia", dijo Silvia Marsó, que ha constatado que "han pasado más de cien años" desde que Ibsen escribió el texto y aún así continúa vigente. Nora, la protagonista, vive en una sociedad impuesta, en la que no ha podido desarrollar su personalidad.

Casa de muñecas retrata diferentes estratos de la sociedad, desde la criada hasta el marido de la protagonista, que tienen "una lucha interna para conseguir algo de lo que carecen", y que también simbolizan la búsqueda de la igualdad entre diferentes clases sociales, ha explicado la actriz catalana. >deia