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Programadas para aniquilar

Angelina Jolie y Olga Kurylenko, cara y cruz de las nuevas espías del siglo XXI

Programadas para aniquilar

Bilbao

Angelina Jolie ha roto los tabúes sobre la dimensión de los papeles femeninos en las películas de acción. El personaje principal de Salt iba a ser un hombre (se barajaba el nombre de Tom Cruise) y cuando cambiaron el sexo de Salt, el siguiente paso fue ver cómo iban a reaccionar el resto de los personajes. Las mujeres han tenido más protagonismo en el cine cuando han tenido que ejercer de mataharis en su intento de ser más escurridizas en un territorio de hombres. Sobre todo con el director austríaco Josef von Sternberg, el mismo que descubrió a Marlene Dietrich, convertida en glamourosa espía autosuficiente en películas como Fatalidad o sospechosa de mujer fatal en la inolvidable El embrujo de Shanghai.

Esta semana se han estrenado dos películas muy diferentes que presentan a dos mujeres espías convertidas en protagonistas casi absolutas de sus respectivos filmes. Angelina Jolie se come la pantalla en su papel de espía rusa disfrazada de efectiva agente de la CIA y amantísima esposa. Algunos medios han alabado tanto su papel que han evitado hablar de que ha necesitado como cualquier otro hijo de vecino la ayuda de un especialista. El rol de espía que desempeña Angelina Jolie poco tiene que ver con el enigma de sus predecesoras. A los productores no les interesaba recalcar ese espíritu añejo de las espías que utilizaban su ingenio y profesionalidad en tejer redes en un mundo bajo sospecha. Para los productores, se trata de un thriller, una película de acción, que accidentalmente habla de espías.

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La venganza como sistema

Rocky Balboa necesitaba un homólogo ruso que se dopaba para sacar su testosterona patriótica. La Guerra Fría ha dado innumerables momentos cinematográficos con espías o sin ellos. Evelyn Salt, una máquina perfecta y disciplinada curtida en Rusia e integrada en la sociedad estadounidense, compite con una actriz ucraniana en "quién es la mejor espía" de la semana. Kurylenko interpreta a una luchadora que fue programada desde pequeña para vengarse de los romanos. Muda y con cara de pocos amigos, Kurylenko se integra en su mundo de la misma forma que Salt (Angelina Jolie) estudió en Princenton.

Esas dos espías ocasionales hablan de un nuevo prototipo femenino de personaje de acción: heroínas con testosterona convertidas en asesinas, con la diferencia de que Jolie tiene ciertos principios y corazón. La actuales compañías de Hollywood saben que el gran cine de espionaje sobre la Primera Guerra Mundial es irrecuperable porque ya no existen actrices como Marlene Dietrich o Greta Garbo que retratan otra época. Hoy el espionaje es Facebook o Google.