Los lectores de Diario de Noticias de Navarra se desayunaron ayer con un agujero de tres centímetros de diámetro que atravesaba de lado a lado cada ejemplar. La historia de ese agujero que transformó la edición del periódico en obra de arte nació como nacen las mejores historias: durante una cena. Una cena en Nueva York a principios de marzo de este año en la que compartían mesa Mikel Urmeneta y Moisés Pérez de Albéniz. El primero comentó al galerista su intención de retomar su vida artística, esa que dejó "aparcada" hace veinte años para dedicarse de lleno a la tarea empresarial, pero aparcada sólo en sentido figurado, porque a lo largo de todo ese tiempo el arte "nunca dejó de fluir" en su cerebro. Y el segundo, recogiendo ese empeño y esas ganas, le habló de una exposición colectiva, la que se inauguró ayer en Iruñea, que estaba preparando con jóvenes artistas navarros que viven o desarrollan su arte fuera y en la que Urmeneta, "pese a no ser ya joven", dice él mismo, podría tener cabida.

El agujero entonces todavía no se había materializado. Seguramente dormía en algún rincón del cerebro del creador de Kukuxumusu, que daba ya vueltas a qué podía hacer que fuera "contundente" y que aportara algo de nuevo. "Se me ocurrió que, al ser la exposición sobre artistas que viven o trabajan fuera, estaría bien hacer algo en un medio de aquí, de casa, pero que a la vez fuera una pieza universal", cuenta Mikel Urmeneta. El periódico, en concreto Diario de Noticias "por su disposición para involucrarse con el arte y la cultura", dice el creador de la acción, ya era más que una posibilidad: un medio tangible, local pero de dimensión mundial -por las noticias de las que se hace eco-, que le iba a permitir dar rienda suelta a esa idea que tanto le gusta: "Deformar las realidades, convertir objetos que sirven para una cosa en otra absolutamente diferente".

El agujero asomaba, queriendo empezar a latir. Faltaba ese motor que convence a un artista para lanzarse a experimentar -eso es al fin y al acabo hacer arte-, el concepto que diera sentido a la idea primera e hiciese de ésta algo más sólido. "Le di muchas vueltas, pero inevitablemente, ligada al periódico estaba la idea de ver más allá de las noticias, de mirar la realidad desde otro prisma, o de mirar otra realidad diferente a la que se nos cuenta en las noticias. Y me vino la imagen de un hueco como una especie de antifaz de espía de películas cómicas", cuenta Urmeneta. De inmediato, la idea había cobrado la forma de agujero. Era agujero en sí misma.

Troqueladoras A partir de ahí, todo fue una carrera de obstáculos técnicos: buscar troqueladoras, jugar con la maquetación para que los agujeros no impidieran la lectura de las informaciones... todo ello, mientras las ideas fluían constantemente en la cabeza de Urmeneta. El resultado fue que ayer, cada lector fue creador-activo de un proceso artístico que todavía está abierto: quien visite la exposición colectiva Welcome home podrá adquirir un ejemplar agujereado del diario.