Bilbao

HABRíA que seguir las recomendaciones del maestro Hitchcock y hacerle caso: no llegar tarde a las proyección de Psicosis esta tarde en el cine Capitol de Bilbao (19.45 horas). El director inglés tenía claro que nadie podía entrar una vez comenzada la película, fuera la reina de Inglaterra o el presidente de Estados Unidos. El mago del suspense hacía cine para el público y no para los actores o los críticos. Por eso no permitió que nadie desvelara el final del filme. Un periodista mosqueado lo calificó como "una mancha en una honorable carrera". Estaba contaminado por el férreo control y la publicidad que sublevó a los críticos de cine. Hoy día todo el mundo sabe cómo termina Psicosis, un clásico que cumple 50 años dentro de un mes, y nadie discute su maestría e innovación. Hitchcock le dijo a Truffaut, en el libro-cabecera imprescindible de cualquier aficionado, que lo que le llevó a escribir la película fue lo repentino del asesinato en la ducha. El autor de Con la muerte en los talones estaba especialmente preocupado con su salud y con las escenas de muerte. Los actores estaban mucho más tranquilos en el rodaje. Anthony Perkins aceptó el papel antes de haber leído el guión. Perkins no tomó parte en la famosisíma escena de la ducha ya que estaba en Nueva York preparando un papel para Broadway. Jane Leigh, en cambio, tuvo que encarar el mayor desafío de su carrera. "Lo único que tiene que hacer es encajar en el cuadro y en el ángulo de la cámara que yo necesito", le encomendó. La pobre tuvo que permanecer empapada durante la semana que duró la planificación de la secuencia.

La mítica escena nació de la proverbial imaginación de Hitchcock, que endosó a su colaborador Saul Bass su gestación. Él no quería derramamiento de sangre ni violencia explícita, pero Hitchcock añadió en la toma 116 la sensación de un cuchillo golpeando, como si desgarrara la pantalla. Eso no fue lo que escandalizó a La Paramount sino el sonido de la descarga de la cisterna de un water. Fueron muchas las personas que participaron en esa escena y como sugiere Guillermo del Toro en el libro dedicado al gran maestro, él ejerció de "gran filtro".

Truffaut entendió que Psicosis estaba orientada a una nueva generación de espectadores. Pero también quería hacer comprender a la industria que "un caballo de carga con 60 años encima podría ser tan innovador como la sangre nueva", como sugiere Stephen Rebello, especialista en la obra de Hitchcock.

Guillermo del Toro cree que fue el director más sabio en interpretar las nuevas coordenadas del medio televisivo. "A través de la televisión, el público disfrutaba de un acceso más continuo a la narrativa visual; esto, en muy poco tiempo, volvió a la gente menos incauta y más sofisticada en sus exigencias de lo que se le presentaba en el cine. Ante el ataque de la televisión, Hollywood volvió a la carga a lo grande, con grandes historias y recursos como el 3D", relata. Hitchcock se tomó muy en serio el desarrollo de la película. Visitó Phoenix y se obsesionó con una mujer que se parecía a su protagonista. Fotografió su vestuario y luego le pidió el permiso pertinente. También defendió el blanco y negro de la película aunque el color fuera del gusto del público.

copia, según van sant Muchos no perdonan al director estadounidense Gus Van Sant el remake o la copia de Psicosis. Venía de hacer la trilogía de la muerte (Elephant, Last days, Paranoid park) y quería relajarse con este ejercicio metacinematográfico. En los títulos de crédito agradece la colaboración de Pat Hitchcock, su hija y de John Woo, el autor de Acantilado rojo, por prestarle el cuchillo de cocina. Gus Van Sant le da aire un retro al Phoenix de 1998, y poco más. Pese a contar con el mismo guionista y banda sonora del original, no podía hacer grandes malabares con una película que no necesita ningún homenaje. Su mejor tributo es ir hoy a los Cines Capitol, antes de que se conviertan en una tienda de deportes.