"El cómic rosa no es nada romántico, es una formación prosaica de reglas para conquistar a un señor"
Después de tanto luchar porsuperar arquetipos, MariCarmen Vila, ‘Marika’, opinaque en el cómic como mediode comunicación que no distingaentre hombres y mujeres“queda todo por hacer”.Aunque reconoce que hoy sehace un cómic alternativoque merece la pena
Iruñea. Comenzó en el mundo del cómic a finales de los 70, coincidiendo con la época de la Transición, las ganas de cambio y de pasar página... ¿Cómo fueron los inicios?
Bueno, lo tuvimos que montar todo. El cómic de autor nació a partir de nuestro impulso, el de los dibujantes, pero para hacerlo tuvimos que montar las plataformas, las revistas, lo que luego fue el primer salón del cómic, el primer sindicato de dibujantes... Todo lo tuvimos que hacer nosotros. Yo empecé en el cómic de autor a partir del 78, pero llevaba ya cinco años trabajando para Inglaterra a través de la agencia Selecciones Ilustradas; entonces ni cobrábamos derechos ni firmábamos.
Sería de las únicas mujeres en un mundo de hombres...
En principio, la única, y al poco tiempo llegaron Mariel Soria y Montse Clavé. Había muchas mujeres haciendo ilustración para niños y cómic romántico -Esther, Lily, Gina-, pero esto era otro mundo. Nosotros nos salimos de ese mundo para montar la estructura del cómic de autor.
¿Qué querían cambiar?
En ese momento lo que queríamos era que el cómic dejara de ser un producto de usar y tirar y fuera un medio de comunicación, un arte en mayúscula pero no elitista. Un arte de acción, transformación, expresión, de autor, en el que aportásemos cada uno nuestra visión de la sociedad. Encima, yo soy mujer y en ese momento me encuentro con que además de estar luchando y construyendo igual que todos los demás, yo, Mariel, Montse, nos encontramos con que a la hora de publicar nos cuesta tener espacio. Entonces pensé: es que hay que cuestionar todo. La derecha hay que cuestionarla pero no tiene contradicciones. Los que tenemos contradicciones somos la izquierda, y ahí hay que entrar a fondo. De eso se trataba.
¿Y en el contenido propiamente dicho de los cómics, que quería aportar?
Cuando ya entré en la contradicción propia de las mujeres, cuestioné a las princesas que llevamos dentro con la historia Érase una vez, con Moderna secreta me metí en el mundo de los arquetipos para intentar entender el mundo en el que estoy, con Amparo Torrego rescaté la situación de la mujer en la época de la República, que era mucho más avanzada que la que teníamos en aquel momento... Y por otro lado hice mi propuesta de fuera papeles, ni masculinos ni femeninos, de apostar por hombres y mujeres nuevos, por personas, y no por la guerra de sexos ni por atacarnos, sino por unir fuerzas.
La representación femenina en el cómic se ha reducido a...
En el cómic de los chicos, la mujer se necesita porque es la excusa, es el premio. Y como aparezca demasiado, rompe lo que es más importante de las aventuras de chicos: el compañerismo, el compartir aventura. Si hay una chica por medio, algo va mal. El icono femenino en el cómic es fundamental, sin embargo las mujeres no hemos tenido voz en la creación de esa imagen. Nos viene impuesta. Lo malo es que en el mundo del cómic sólo hay esta visión. Ahora en el alternativo la cosa está cambiando, pero los iconos que pasan a los otros medios, la televisión y el cine, que es donde se redimensiona el lenguaje del cómic, aunque algo se han actualizado, son los de antes. Y esos iconos acaban encarnándose en la sociedad. Los cuerpos de las superheroínas que hace años parecían imposibles están hoy de moda, y los padres regalan a sus hijas operaciones de cirugía estética. En el cómic, ahora hay un éxito de público femenino en un revival de publicación de tebeo rosa que es Purita Campos (Esther), que me alegro de que tenga éxito porque es una profesional maravillosa, pero ojo, no volvamos a eso de las chicas sólo en el rosa. El fenómeno manga también recupera lectoras pero es por esos arquetipos... Lo único que podemos esperar es que esas chicas después evolucionen y lean otro tipo de cosas.
No progresamos...
No, porque lo que no ha cambiado el cómic es la separación que hace en su origen, cuando nace, como un producto subvalorado para niños, y separando el cómic de chicos del de chicas. Y los chicos tienen un espacio muy amplio, pero las chicas un espacio muy pequeño, que es el rosa, en el que no hay prácticamente contenido aparte de la boda. Y ese espacio que para los chicos es además de evasión y de sublimar todas las revoluciones, la acción, etc, para las chicas es de formación en el rol social y de consumo. Las acaba formando en consumo, iniciando los links del fenómeno fan con la foto del artista... siempre lo mismo. Y de ahí viene la ausencia de lectoras en el mundo del cómic. Se llamaba romántico al cómic de las chicas, pero lo que es auténticamente romántico es el cómic de los chicos, en el que está el hombre frente al mundo, la defensa de la idea... El cómic de las chicas es una formación prosaica, y además de reglas y normas, para conquistar a un señor. Es muy pragmático, es: cómo te lo has de montar para vivir a través de otros, para cazar a aquel que va a desarrollar tu imaginario, no tú. Y eso no es nada romántico.
¿Cómo ve el panorama hoy para una mujer autora que quiera abrirse camino en el mundo del cómic?
Ha mejorado, hay muchas mujeres haciendo trabajos espléndidos. Generalmente son licenciadas en Bellas Artes, que escogen el cómic como lenguaje desde el arte. Y casi todas están muy premiadas, porque hay una política institucional sensible. Pero como hay tantos premios, tampoco eso les ha dado una visibilidad especial. Sí tienen una ventaja, y es la visibilidad que brindan las nuevas tecnologías, el poder mover por Internet tu marca, tu imagen. Las mujeres son más visibles que antes, pero la visibilidad con respecto a los hombres es todavía bastante desequilibrada. Y con esto no quiero decir que no haya autores hombres a los que les cueste mucho ser visibles, sobre todo en el cómic alternativo. Este es un medio que se basa en el voluntarismo de los dibujantes, en el hacértelo todo tú mismo y en poner la vocación, en eso no ha cambiado, porque la industria no apuesta realmente por producir obra, por construir mercado. Va quemando etapas y buscando éxitos fáciles y baratos.