Los cómics underground de mediados de los 60 les dejaron en la estacada. Eran, si cabe, más sexistas y misóginos que los comerciales. Difícilmente podían identificarse las mujeres con esas propuestas en las que se llegaba a ilustrar el maltrato de género con el único objetivo de hacer reír. Han pasado cuarenta años desde que un grupo de mujeres feministas se reunieran en los Estados Unidos con el fin de publicar Wimmen"s Comix, una revista editada por mujeres que huía de ese estereotipo que todavía hoy identifica las ilustraciones femeninas con un tipo de trazo estilizado, edulcorado, de formas redondas y contenido insulso. La medalla de oro de las Bellas Artes concedida a Purita Campos en 2009 y la proliferación de novelas gráficas escritas por mujeres anuncian un cambio. El género resurge en Europa tras unos años en los que el manga se había impuesto sobre todas las cosas. Josune Muñoz, directora de la empresa de servicios culturales Skolastika y especialista en novela gráfica, propone algunos títulos y expresa un deseo que quizá pronto se cumpla. La creación de una novela gráfica en euskera escrita e ilustrada por mujeres. Es su próximo proyecto y busca a artistas que quieran llevarlo a cabo.

"Persépolis"

La vida de Marjáne

Resulta inevitable citarla. Persépolis se ha convertido en un verdadero clásico en apenas unos años y sigue teniendo lugar preferente entre las novedades de las librerías. En la década de los noventa, la editorial francesa L"Association decide apostar por una renovación completa en el mundo del cómic y prioriza el interés del argumento sobre la elaboración del trazo. En ese contexto publica la novela gráfica de Marjáne Satrapi, una autobiografía que repasa la historia reciente de Irán. "Las mujeres, por condicionamientos históricos y literarios, nos hemos movido mucho en la narración desde el yo, lo cual no quiere decir que nuestros cómics sean individualistas, particulares o parciales", expresa Muñoz. "Persépolis ha demostrado que tanto hombres como mujeres pueden acercarse a materiales femeninos y que existe un público adulto dispuesto a pagar por un buen cómic".

"Rollos míos"

Divertida, joven, fresca

Existen muchas opciones, pero si el trazo ligero de Marjáne nos ha resultado convincente podemos apostar por las obras de la autora francesa Aude Picault. "Picault vuelve a remitir al mundo de las mujeres con un material muy divertido, joven y fresco. Se trata de una autora muy leída y premiada en Francia que vuelve a dejar claro que un trazo sencillísimo y absolutamente esquemático puede soportar cualquier tipo de historia, incluso la del suicidio de su propio padre", asegura Muñoz. En Rollos míos, la Picault apuesta por el humor con dibujos en blanco y negro y por el virtuosismo que supone contar mucho con pocos elementos. En Papá, el dolor y el drama se imponen con ilustraciones con tintes poéticos.

"Tamara drewe"

Cercana a lo tradicional

Pero si la viñeta no seduce, existen otras alternativas. La autora inglesa Posy Simmonds propone un cruce entre la literatura tradicional y los cómics posmodernos. "Son novelas gráficas que están a mitad de camino, como Tamara Drewe. Tienen bastante texto, pero las historias las cuentan las imágenes", explica la directora de Skolastika. La técnica resulta tan importante como los estilos narrativos. Aunque para Josune Muñoz la forma más clara de desmentir a aquellos que consideran que la novela gráfica no es literatura es recomendar Fun Home, de Alison Bechdel, una autobiografía centrada en una "familia tragicómica" y en el descubrimiento de la homosexualidad de la autora.

"Skim"

Con influencia manga

La ilustradora Jillian Tamaki se ha inspirado en el manga para ilustrar Skim, una historia ideada por la autora canadiense Mariko Tamaki y calificada como una de las mejores novelas gráficas de 2008 por The New York Times. Skim narra la historia de una adolescente atormentada y que se busca a sí misma. "Una novela que atrapa también al público adulto", asegura Muñoz.

"Agripina está confusa"

Muchas más risas

Pero si lo que se busca es la sonrisa, la historietista Claire Bretécher ofrece garantías. Ha recibido el Premio de humor en el Festival Internacional de la Historieta de Angulema con Agripina está confusa, la historia de una adolescente egoísta, pesada, inmadura y desobediente con una bisabuela egoísta, pesada, infantil y desobediente. Sus encuentros, entre absurdos e hilarantes, provocan carcajadas entre los lectores. El trazo de Bretécher, que publicó en las revistas Tintín, Spirou o Pilote en las décadas de los 60 y 70, ha influido muchísimo en numerosas artistas. Aunque quizá ha sido Marjáne Satrapi quien ha provocado un antes y un después, sobre todo entre las autoras de Oriente Medio.

"El juego de las golondrinas"

La vida en la guerra

El juego de las golondrinas tiene lugar cuando las aves abandonan el lugar donde han nacido y han sido criadas para retornar a él año tras año. Así sucede con los protagonistas de esta historia de Zeina Abirached, que sitúa al lector en la piel de gentes que viven su vida en Beirut, una ciudad llena de bullicio y movimiento, hasta que la guerra llega para instalarse de forma permanente, alterando por completo sus rutinas y quehaceres diarios. En el estilo de Abirached se aprecia la influencia de Marjáne Satrapi, con un dibujo en blanco y negro y unas viñetas de fácil lectura.

Ambas comparten también la necesidad de hacer visibles temáticas femeninas, como los cambios físicos que tienen lugar durante la adolescencia o la maternidad. "Los abusos sexuales, la explotación sexual, el problema del aborto, los embarazos no deseados, la regla, la menopausia... Todos esos temas son propios de la mujer aunque puedan tener un calado social que afecta tanto a hombres como a mujeres, y de ahí que todos estos cómics tengan su interés particular", explica Muñoz. "Aunque cada vez trabajan más mujeres en las editoriales de cómic, todavía son minoría. Y que se publiquen o no estas obras depende de que se derriben algunos prejuicios entre los que deciden".