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SEAT Ibiza FR TDI

Las siglas FR identifican a las adaptaciones de modelos SEAT con atuendo y temperamento deportivos pero modales y precio comedidos. El estreno del TDI de 143 CV, con altas prestaciones y bajo impacto medioambiental, depara una de las mejores ejecuciones del popular Ibiza.

SEAT Ibiza FR TDI

A estas alturas nadie va a descubrir el Ibiza. O sí. La Fórmula Racing, exitosa receta que realza coches de calle emulando a los deportivos purasangre (Cupra), vuelve a dar excelente resultado convirtiendo al SEAT más vendido en la alternativa sensata a los GTi. La reconversión, que ahora injerta un brillante propulsor TDI 2.0 de 143 caballos, procura un candidato adecuado a todo tipo de público, pero ideal para clientes exigentes que buscan un atleta limpio y rentable.

Después de media vida -veinticinco años y cuatro generaciones- dando vueltas al mismo concepto de automóvil compacto, es lógico que la marca alemana de origen español borde el Ibiza. La parroquia no se equivoca al convertir este modelo en uno de sus predilectos. La última entrega combina con sabiduría un diseño emocional, una calidad convincente y un tacto emocionante, cóctel sazonado por una tarifa justa. Ahora, la gama recibe la guinda de una vehemente y eficaz interpretación turbodiésel dirigida a amantes de las prestaciones comprometidos con el entorno.

El estreno del propulsor gasóleo más solvente de la categoría roza el sobresaliente. Existen variantes más efusivas del Ibiza, las FR y Cupra animadas por motores gasolina con 150 y 180 caballos respectivamente, pero ninguna tan equilibrada y accesible. La nueva incorporación se adapta perfectamente a los gustos y habilidades de un amplio espectro de usuarios. La disfrutan por igual aspirantes a piloto, madres de familia y asiduos a la carretera. La razón es que es capaz de conciliar el rendimiento de un deportivo con la austeridad de un correcaminos. Si quien toma el volante lleva prisa, el coche corre que se las pela, mostrándose dócil y perdonando posible errores humanos de cálculo. Si el objetivo es cubrir distancias, devora kilómetros sin menoscabar las finanzas ni derrochar CO2 (lleva filtro de partículas de escape).

El motor dos litros se suma a los TDI 1.6 ya existentes (90 y 105 CV), ocupando el puesto desalojado por la mecánica 1.9 con 130 CV del FR anterior, a la que supera en todas las facetas. Suministra 143 CV y brinda un par máximo de 320 Nm entre 1.750 y 2.500 rpm. Este mejor rendimiento del common rail 2.0 tiene que ver con la instalación de un intercooler más eficaz. El único inconveniente de este motor es su tamaño, que obliga a desplazar la batería al maletero, que pierde así parte de su capacidad (pasa de 290 a 250 litros). El propulsor va asociado a caja manual de seis marchas.

tacto deportivo La adaptación del FR incumbe también al chasis, reajustado para desempeñar cometidos semideportivos. El vehículo suma al autoblocante electrónico XDS, que mejora la capacidad de tracción y el comportamiento en los apoyos, una unión al suelo (amortiguadores y muelles) más firme y progresiva. Al propio tiempo, aumenta la anchura de vías, fortalece el equipo de frenos y modifica el software de los ABS, del sistema de control de la estabilidad ESP y del control de tracción TCS para una utilización más dinámica.

Fruto de dichos ajustes, el Ibiza FR TDI se comporta de forma irreprochable. Rueda plano y tiene un paso por curva ágil y bastante cómodo. Su caballería y elevado valor de par le permiten empujar con decisión al menor requerimiento con al acelerador y desperezarse con prontitud sin necesidad de bajar marchas. Pese a su naturaleza diesel, el sonido del motor apenas trasciende al exterior, menos aún al habitáculo.

El FR diesel permite una conducción rápida y gratificante, pero también sostenible: hace posible rodar a una velocidad punta (210 km/h) notablemente superior al límite legal vigente por estos pagos, también progresar de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos. Sin embargo, cambiar el pilotaje fogoso por un manejo sosegado facilita el acercamiento a los niveles ideales de consumo (4,6 litros a los cien) y dióxido de carbono (119 g/km). Este bajo índice de contaminación propicia la exención total del Impuesto de Matriculación, lo que mejora su precio final.

SEAT adjudica al Ibiza FR 2.0 TDI un PVP de 19.560 euros cuando viste la carrocería Sport Coupé de tres puertas y de 19.900 con el atuendo de cinco accesos; el acabado "Bocanegra" (decoración frontal, tapizados y llantas especiales) requiere un desembolso extra de 827 euros. Por esas cantidades, el comprador recibe un automóvil de imagen depurada, ejecución impecable y abundantes dotaciones. Dispone de airbags (conductor, acompañante y cabeza-tórax), climatizador, elevalunas eléctricos, asistente de ayuda al arranque en pendientes, testigo de pérdida de presión de neumáticos, equipo de audio con MP3 + Aux-in + 6 altavoces, control velocidad de crucero, ordenador de viaje, avisador acústico de cinturones en las plazas delanteras, proyectores cromados dobles, faros antiniebla con función de luz estática de giro y sistema "Easy entry" en asiento acompañante (en la versión SC).

Las versiones FR se reconocen por los parachoques específicos, la parrilla-panal frontal con perfil cromado, los espejos plateados, las llantas específicas de 17 pulgadas con neumático 215/40 y el tubo de escape lateral con doble salida. A bordo aparece un salpicadero con inserciones en tono negro brillante (visera del cuadro de instrumentación o aros de los difusores), el logo FR, el volante deportivo achatado por debajo y los asientos anatómicos con tejidos distintivos especiales.