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Fernando Alonso: “Si me va mal en circuitos de resistencia, haré el mundial de patinetes eléctricos”

Fernando Alonso: “Si me va mal en circuitos de resistencia, haré el mundial de patinetes eléctricos”

bilbao- Fernando Alonso (Oviedo, 1981) supervisaba el pasado viernes una chapucilla que le estaban haciendo para el Cadillac con el que participa, justo en estos momentos, en las 24 Horas de Daytona (EE.UU.) “Aquí trabaja un tornero-fresador que es canela fina. Había que ajustar los rodamientos fractales de la junta de la trócola de la rótula de uno de los labiolos izquierdos. Y en América sabrán de muchas cosas de lo del Google y eso, pero torneros-fresadores como aquí no los hay”. Asegura el supercampeón asturiano que antes le hacían este tipo de trabajos en Avilés “pero aquél fenómeno se jubiló y no es fácil encontrar profesionales de estos hoy en día. Mucho ingeniero es lo que te cruzas”, afirma frunciendo los labios.

Le hacíamos en Daytona.

-En unas horas me planto allí. Me espera el avión en Loiu, nenu. Andan Kamui Kobayashi y el resto de los compadres rodando en las series de clasificación. Yo llegaré justito para las carreras. Y, si me retraso un poco, tampoco pasa nada, que son 24 horas dando vueltas al circuito como tontos, oh. Ye aburridín.

¿Le merece la pena venir, volver, el estrés?

-Mira, estoy hasta las narices de conducir un trasto que anda menos que una DKW cargada de yunques. Me acuerdo cuando les dije a los de Ferrari: ¿Le ponemos motor Perkins al Fórmula Uno o qué? Con un buen Perkins de los que montaban los 132 hubiera tenido opciones de ganar algún mundial más, pero me dijeron que echaba mucho humo. Ye la vida. Desde entonces me ocupo personalmente de los ajustes mecánicos de mis coches. Antes iba a un tornero de Avilés para estas cosas. Desde que se jubiló el asturianu, vengo a Deusto. Aunque la carrera se celebre en Malasia. En China también hay buenos torneros, pero no es lo mismo.

¿Qué espera del Mundial de Resistencia?

-A ganar. El Cadillac es un pedazo maquinón. Un haiga de primera. Lo único, voy a comprar aquí mismo un forro de respaldo del asiento, de esos de pelotas de madera, que sufro de las dorsales. Y le tenemos que poner un radiocasete molón. Viene con preinstalación, pero hay que adquirir uno y enchufarlo. Kobayashi me juró que afanaría uno en su pueblo: en Japón bordan todos estos chismes. A ver si se ha acordado. Hace poco me trajo un reloj. Y este móvil. Mira, mira, es flipante: si lo giras, también gira la imagen de dentro. Estos japoneses son la leche.

Ya, ya. Entiendo. Así que le falta la radio.

-Entiéndeme, las 24 horas dentro del coche se hacen largas sin radio ni nada. Y venga molino, dando vueltas un día entero. Con la radio es otra cosa. Entre que busco la emisora, cambio, alterno la música con los deportes, se va pasando.

Pruebe si pilla Onda Vasca. ¿Qué recuerdos guarda de la Fórmula Uno?

-No estuvo mal. Gané dos mundiales, 32 carreras, casi cien podios. Pero los últimos años me desmotivé. Tiraba más la escúter con la que llegaba al circuito que el coche. Y eso es una bajona. Hubo alguna carrera que tentado estuve en salir subido a una motoazada. Y, aunque no trascendió, completé dos pruebas pilotando un cortacésped al que coloqué una carrocería de cartón. Lo que pasa es que con esa carrocería iba peor los días de lluvia. Estaba harto. Eso sí, pagaban, martín-martín, a fin de mes. Un pastonazo. Estoy forrado. Así que la radio del Cadillac se la voy a pagar yo a Kobayashi, que luego van diciendo por ahí que tengo cocodrilos en los bolsillos.

Imagine que el Mundial de Resistencia se le da mal. ¿Ha pensado en retirarse?

-No hombre, no. ¿Sabes lo que me costó encontrar cascos de mi talla? De pequeño mi madre me enjabonaba la cabeza para que pudiera ponérmelos. Sufrí mucho. Ahora que he superado eso, pienso aguantar lo que el cuerpo quiera. Si fracaso en la Resistencia, que la Santina no lo quiera, me presentó al mundial de patinetes eléctricos. Está muy competido. He visto patinetes que van como pepinos.

O sea, seguirá usted en las carreras por muchos años.

-Si tengo suerte con los accidentes, sí. En este negocio te das un par de galletas y la póliza del seguro sube como el demonio. Valtteri Bottas, por ejemplo, que es un zarpas conduciendo, no encuentra compañía que asegure su bólido. Y te pasa y es un lío: que sacan el safety-car, te hacen el control de alcoholemia, rellena los papeles, la denuncia, que si te has cargado una farola y hay que pagarla, que si la culpa ha sido de Niko Hulkenberg? Está complicado el tema. Es el único límite que me pongo.