‘Hipsters’, ¿fin de una moda o reinvención?
Nacieron para diferenciarse de gustos masivos, aunque su historia, crónica de una muerte anunciada, podría renacer con un nuevo estilo
SU estética les delata. Camisas de cuadros, gafas de pasta, barbas tupidas, ropa vintage y tatuajes complejos, los hipsters nacieron para diferenciarse de los gustos culturales masivos, aunque su historia, la crónica de una muerte anunciada, podría reinventarse a través de un nuevo estilo.
El típico modernillo de Malasaña, Chueca (Madrid) o Gràcia (Barcelona) parece estar en peligro de extinción, según el autor de Indies, hipsters y gafapastas (Lumen), Víctor Lenore, cuyo libro viene a decir que los hipsters, más que una subcultura, son una consecuencia, o un producto, del consumismo moderno. “Los hipsters creen estar en contra de los valores dominantes, pero en realidad los reproducen, son elitistas y consumistas”, explica el periodista, quien cree que el hipsterismo ha llegado a su ocaso debido a una “crisis de identidad”, dice Estilo, aunque matiza que este grupo social es capaz de reinventarse.
Pijos en los 80, indies en los 90 y hipsters con el nuevo milenio, puede que lo único que cambien sean las etiquetas, aunque no su principal motivación, “marcar una distancia social”, añade.
Nacidos en las entrañas modernas de algunos barrios neoyorquinos, la cultura hipster germinó en las grandes ciudades españolas como una respuesta a la cultura masiva; así, revalorizaron música, literatura, arte y hasta hobbies desdeñados por el gusto popular. Sin embargo, muchas de sus consignas, sobre todo las estéticas, “se han vuelto masivas”, según Lenore, lo que ha supuesto un varapalo para los que, en realidad, se sienten “exquisitos”, añade.
Muchos de ellos presentan un perfil profesional apto para webs como Hipsters From Spain, una página que cuenta la historia de personajes peculiares, conocidos o no, con proyectos interesantes en materia de comunicación, arte, música, moda, literatura o diseño. El periodista Vicent Ferre y el fotógrafo César Segarra están detrás de esta iniciativa, impulsada en 2013, “que celebra el trabajo de gente a la que admiramos”, cuentan, aunque prefieren no etiquetarse como hipsters, porque no creen en esa simplificación.
El final Respecto al fin del hipsterismo aseguran que las modas “son cíclicas, nacen y mueren”, aunque también piensan que cada tribu urbana está sujeta “a una continua evolución, según el contexto”. La reinvención como supervivencia para los hipsters todavía no está definida con una estética, ni con un nuevo código cultural que incluya nuevos mitos a los que adorar, pero de momento ya ha generado respuestas como el normcore y su querencia por volver a erigir como norma una estética convencional, lo conocido como “normal”.
Hipsters, nerds, punkies, hippies o del montón, en este universo de hashtags sociales, la estética es un elemento definitorio e imperante, pero para acercarse a cada persona, a cada mundo único cuajado de matices, hay que asomarse un poco más allá.
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