LA jornada de apertura de la media veda de codorniz no fue buena, aunque tampoco llegó el desastre histórico que algunos vislumbrábamos. Porque el pasado día 15 hubo codornices que, aunque en menor cantidad con respecto a otros años, dejaron la puerta abierta a la esperanza del futuro movimiento de algunos asentamientos provocados por la intensa sequía que padece la meseta y el adelanto de las cosechas. La inclemente presencia de las enfardadoras sigue levantando ampollas pero, a pesar de todo, parece que sigue habiendo codornices en sus lugares más tradicionales.
Volviendo a la apertura, al sur de tierras alavesas, el criador y adiestrador zornotzarra Iñaki Elorriaga comenzó la campaña de forma similar a otros años, aunque quizás con algunas capturas menos, con poco más de la docena en su haber; eso sí, siempre abatidas de una forma obligatoriamente "reglamentaria", a perro puesto y con el compañero a patrón. Y las novedades que le llegaban eran de capturas por debajo de la decena de aves, mal en la Bureba, y destacando la sequía que ha llegado a cegar manantiales y fuentes en su zona. También su preocupación por las perdices y los síntomas de que no han criado bien este año, al encontrar pocos pollos o alguna pareja con tan solo un par de crías.
Además, las noticias que llegaban de La Rioja eran peores, con ausencia de la pequeña cotúrnida en demasiadas zonas acotadas en una tendencia que sigue a la baja. En cuanto a la provincia de Burgos, la sequía también le pasa su factura particular. Olvidada la zona sur, en la que hace más de dos meses se cosechó, la mayoría de las esperanzas se concentran de la capital hacia el norte, con resultados desiguales esa primera jornada. Así, Ramón Tijero, gerente de la empresa armera Borchers, constataba el bajón del arranque con su peor cifra de capturas en un estupendo coto cercano a La Brújula, con dos docenas pasadas en las dos primeras jornadas, algo impensable para aquel óptimo entorno.
Excepciones En los valles más al norte, Losa o Mena, el mejor promedio de nuevo rondaba la media docena de codornices, y bastantes menos al día siguiente, jueves. Por supuesto, siempre con excepciones positivas para algunos afortunados que rozaron la veintena de pájaros. Algo impensable en Valladolid o Ávila, mientras que Soria y sobre todo Palencia o León estaban a la espera de movimientos de pájaros de la montaña.
Pero aún quedan muchas jornadas de media veda por delante y es seguro que las cifras remontarán en diversos territorios con la presumible circulación de estas pequeñas migradoras. Según datos de Fedenca, Fundación para el Estudio y la Defensa de la Naturaleza y la Caza, al año en España se capturan entre 1,3 y 1,5 millones de codornices, números que ha tenido que recordar recientemente el presidente de la Federación de Castilla y León, Santiago Iturmendi, ante un nuevo ataque ecologista pretendiendo prohibir la caza en media veda.
Quien quiera obtener datos de las capturas anuales recogidas por la Junta de Castilla y León, las puede encontrar en su página web, y ahí verá que las capturas cifradas en la comunidad vecina oscilan entre el medio millón pasado y las setecientas mil codornices; esto es, la mitad de las que se capturan a nivel estatal. A ellas habría que sumar las que se capturan en Aragón, cada vez más, Castilla La Mancha y otras comunidades menos proclives como Extremadura, Andalucía, o las mediterráneas. Además de las nuestras, claro, y las vecinas cantábricas.
Hablamos de una especie que se renueva cada año, a pesar de todos los enemigos que le acechan y donde la caza no es de los peores. De hecho, después de recorrer los campos los días 15 y 16, el fin de semana y anteayer mismo hubo capturas donde supuestamente era ya imposible que quedaran pájaros. Pero allí estaban de nuevo las codornices.