lA mezcla de telas delicadas con tejidos más rudos, los estampados de palmeras y la influencia de distintos pintores fueron el denominador común de las colecciones de Ailanto e Ion Fiz mientras que Fernando Lemoniez apostó por la sobriedad en la tercera jornada de Cibeles Madrid Fashion Week. Las tres firmas vascas brillaron con luz propia en un día en el que también se pudo disfrutar de las creaciones de Elisa Palomino o Amaya Arzuaga.
Lemoniez se inclinó por el vestido como el eje de la colección. Combinó sus vestidos con abrigos en tweed de algodón, mientras que el toque alegre lo dejó para los estampados geométricos de inspiración retro y los vestidos con grandes lazos pintados a mano.
Los hermanos Ailanto, Aitor e Iñaki, subieron a la pasarela una bellísima y cuidada colección en la que el color y el trazo del lápiz de los artistas del movimiento francés Nabi estuvieron muy presentes.
Y bajo esa influencia Ailanto ofreció vestidos, camisas y faldas estampadas con palmeras y hermosas aplicaciones rústicas que jugaban con finas tiras confeccionadas a base de pequeñas perlas y arandelas cromadas, todo un canto a las artes menores como las vidrieras, la cerámica o la joyería.
Para su colección Moka, Ion Fiz también recurrió a los estampados de palmeras y al efecto trampantojo, tanto para las propuestas femeninas como para las masculinas. Las mayoría de sus prendas se presentaron bañadas en una paleta cromática que iba desde el crudo hasta el antracita pasando por el rosa ahumado, el naranja caldero, el crudo o el verde.
Mediante cortes asimétricos, el diseñador creó sofisticados vestidos de cóctel y noche, faldas de capas, chaquetas muy entalladas y cazadoras tipo kimono, en los que el tejido de saco mezclado con lino llamó la atención.
El hombre Ion Fiz se visitó con tejidos tan relajados como el lino, la organza y la seda. Resultaron muy interesantes las siluetas estilizadas de las bermudas y el talle alto de los pantalones.
Más allá de la moda vasca, Elisa Palomino exhibió una colección barroca y colorista, inspirada en las pinturas de hadas de la época victoriana y en los dibujos de la porcelana china. Por su parte, Amaya Arzuaga se decantó una vez más por el volumen, aunque en esta ocasión la burgalesa lo logró mediante un sistema de patronaje en pliegues planchados que dan a las prendas un efecto acordeón.
Autorretrato supuso para Juanjo Oliva la revisión de toda su trayectoria, en una colección en la que el diseñador miró 16 desfiles atrás para aprovechar las prendas que más le habían gustado y formar una elegante colección exclusivamente de noche.