venecia. La película del director bilbaino Álex de la Iglesia Balada triste de trompeta desconcertó ayer a la prensa internacional en Venecia en su primera proyección, tras la cual se escucharon algunos aplausos. Protagonizada por Carlos Areces, Antonio de la Torre y Carolina Bang, el filme es una arriesgada mezcla de géneros que ha dejado exhaustos y contrariados a muchos de los periodistas asistentes. "Todavía tengo que pensar si me ha gustado o no", decía un periodista italiano.
"Es muy divertida, pero demasiado barroca y grotesca. Está muy bien dirigida, pero a veces era demasiado reiterativa", decía otro colega de la misma nacionalidad. "Estamos discutiendo. Pero nos gustó más El día de la bestia", decía un redactor de un periódico británico. Balada triste de trompeta, en la que tienen apariciones especiales Sancho Gracia y Santiago Segura, mezcla la historia de España en los últimos 75 años con un duelo amoroso entre dos payasos, el llorón y el gracioso, por una misma mujer.
Con mezcla de terror, humor y tragedia, y cargada de referencias quizá difíciles de entender para el público extranjero, también despliega un sentido de la violencia cercano al del presidente del jurado, Quentin Tarantino. Hoy será presentada ante el público y su equipo la defenderá en rueda de prensa, aunque no será hasta diciembre cuando la cinta del también presidente de la Academia del Cine español llegue a las pantallas.
"In extremis" El filme ha llegado in extremis al pase de ayer, según contó a Radio Nacional el director vasco. "La película la terminé hace tres o cuatro días, en unos niveles de tensión increíble, y la tensión continua porque hoy (por ayer) he llegado a Venecia y no se veían los subtítulos en italiano, lo cual es un problema, me he vuelto absolutamente loco, pero un técnico de laboratorio ha venido desde Madrid en un avión y lo hemos solucionado hace sólo unos minutos. Esto siempre es así, siempre con el agua al cuello y dos dardos en el culo".
Álex de la Iglesia explicaba esta misma semana en su blog que había tenido que acabar el montaje de Balada triste de trompeta en una carrera a contrarreloj para poder presentarlo en la Mostra.
La aventura comenzó en enero, con el rodaje de la cinta que se extendió hasta finales de marzo. Y como bien cuenta el propio De la Iglesia en su blog, todo se comenzó a complicar tras el Festival de Cannes. Allí se proyectó un trailer de su nuevo filme, que tuvo tan buena acogida que le abrió las puertas de Venecia. Querían que la cinta estuviera terminada a tiempo para llegar a la Mostra veneciana, con tan solo tres meses más de trabajo por delante y gran parte del proceso de montaje y posproducción pendiente. El realizador vasco confiesa que ha pasado gran parte del verano en vela para llegar a tiempo a la cita italiana. "A partir de la tercera noche sin dormir, dicen que empiezas a sufrir alucinaciones. A ver qué pasa. Espero que al menos sean eróticas", ironizaba el cineasta hace unas semanas.
El filme ha supuesto un auténtico reto por su complejidad técnica y el ritmo estremecedor de trabajo. "Intentamos hacer mucho pero tenemos los recursos que tenemos en las manos, los que nos merecemos o a los que llegamos", afirmó resignado el cineasta ayer mismo a la cadena Ser. No obstante, a pesar de los problemas de producción, el director no ha encontrado problemas en el plano argumental ya que "desde el primer momento tenía claro el final".
Tal y como explicaba en su blog, "es una película de amor. Y detrás del amor siempre hay humor, pero sobre todo, horror. Lo bello siempre oculta algo siniestro, decía Eugenio Trías, y creo que tiene razón. Amor de monstruos, como el jorobado enamorado de la gitana, o del hombre sin brazos que lanzaba cuchillos con los pies, llenos de dolor y de angustia, atrapados en un pasado que murió, pero que resucita en sus pesadillas".
Para él, la frase que resume la película podría ser: "La ira y el ansia de venganza conducen inexorablemente a la destrucción". Tras el estreno de Balada triste de Trompeta en la Mostra de Venecia, Álex de la Iglesia descansará hasta el día 11 en la ciudad italiana para luego llevar la cinta hasta el Festival de Toronto.