No cuesta imaginarle, con las piernas colgantes, subido en un taburete y dando buena cuenta de un sabroso helado, en el bar Pacho, momentos antes de embarcarse en una vida diferente en un viaje en tren. El joven Federico Rodolfo tiene apenas siete años. El destino del viaje que está a punto de emprender es Alemania. No sabe si volverá o no pero no le preocupa. Lo que sí tiene claro es que el helado sabe a las mil maravillas. Es 1942 y el pequeño se pone en camino desde el “Bilbao de la España de Franco, hacia la Alemania de Hitler”, como diría muchos años después.
En Alemania ya no será Federico Rodolfo sino Fritz Rudolf Fries. Él, que había nacido un 19 de mayo de 1935 en la Plaza Bombero Echániz nº 2 de Bilbao, se convierte, con el transcurrir del tiempo en un alemán con trazos bilbainos. En un alemán, por explicarlo de una manera explícita, que nace donde quiere.
Nació en 1935 en La Gota de Leche, a los 7 años fue a Alemania y llegó a ser espía de la Stasi bajo en nombre de ‘Pedro Hagen’
No le esperaba la gloria a las puertas del país germano, eso sí. No en vano, su padre fue un comerciante que fue fusilado por partisanos italianos durante la Segunda Guerra Mundial y el joven Fritz, instalado en Leipzig, vivió los bombardeos de la ciudad. Su nuevo destino no parecía el paraíso. Parte de su infancia y su larga juventud transcurren en Leipzig, ciudad que, por azares de la guerra, va a quedar enclavada en la antigua RDA.
Después de sus estudios universitarios en filología inglesa, filología románica e hispanismo con Werner Krauss y Hans Mayer en la Universidad Karl Marx (actualmente Universidad de Leipzig) se desempeñó como traductor del inglés, francés y español (Calderón de la Barca, Pablo Neruda, Antonio Buero Vallejo...), intérprete (en Praga y Moscú entre otros sitios), profesor adjunto en la Universidad Humboldt en Berlín, y escritor. Además se dio a conocer por ser editor de cuatro tomos dedicados a Jorge Luis Borges. Desde 1960 hasta 1966 fue asistente de Werner Krauss en la Academia de las Ciencias de la RDA en Berlín. En 1964 viajó a Cuba.
Su primera novela, Der Weg nach Oobliadooh, no consiguió el permiso de impresión en la República Democrática Alemana (RDA), así que se publicó en 1966, gracias a la mediación de Uwe Johnson, en la Editorial Suhrkamp de la República Federal Alemana. Ahí empezaba una carrera literaria de altos vuelos.
Siempre recordó sus raíces y en sus libros aparece, escrito en la contraportada, su nacido en Bilbao “in Bilbao geboren”
En 1979 recibió el premio Heinrich Mann, de la Academia de las Artes de la República Democrática Alemana, por sus novelas, seriales radiofónicos, obras poéticas y traducciones del español. Luego recibiría otros más. Desde 1966 vivió en Petershagen, en las afueras de Berlín. Con su última novela Last Exit to El Paso (2013) le sonrió de nuevo la crítica y ocupó páginas importantes y laudatorias en periódicos, revistas y medios de comunicación. Pero estaba ya enfermo de gravedad. Después de eso perdió su trabajo en la Academia de las Ciencias. Dado que su obra no contenía una crítica directa al régimen de la RDA pudo trabajar como escritor de libros y de radioteatro y como traductor.
En 1972 se hizo miembro del PEN Club Internacional de la RDA y poco después fue elegido para su presidencia. Ese mismo año fue reclutado como espía por la Stasi. Su nombre en clave como colaborador informal de la Stasi era Pedro Hagen. Sus labores de espía finalizaron en el año 1985.
¿Puede decirse, por tanto, que Bilbao era entonces una mera circunstancia...? No. En todos sus libros aparece estampado en la contraportada un nacido en Bilbao, el in Bilbao geboren, como si llevase consigo un recuerdo imborrable. Y yendo aún más lejos, en todas sus obras muestra un detalle de su origen bilbaino en forma de topónimo, personaje o paisaje. Continuaba siendo bilbaino de pura cepa, al menos de corazón. Hasta su muerte.