Síguenos en redes sociales:

La juventud vasca redefine su relación con la democracia

El tercer artículo del primer volumen de la revista InpAkta analiza cómo la ciudadanía vasca —especialmente los jóvenes— está transformando su manera de entender la democracia

La juventud vasca redefine su relación con la democraciaJorge Muñoz

La relación de la sociedad vasca con la democraciaestá cambiando. Si para quienes vivieron la Dictadura franquista este sistema político sigue siendo un valor básico e irrenunciable, las generaciones más jóvenes lo observan desde una óptica diferente: su confianza en la democracia depende de los resultados que ofrece. Los investigadores Ekai Txapartegi Zumeta, Luken Carbayeda Urruzola, Ion Arrieta Valero, Laida Arbizu Aguiróne, Eñaut Goñi Echeverria y Antonio Casado da Rocha tratan este tema en el artículo "Una nueva forma de entender la democracia está arraigando en la sociedad vasca", publicado por la revistaInpAkta.

Según el estudio, la mayoría de la ciudadanía vasca sigue considerando la democracia como el “mejor sistema” posible. Sin embargo, entre las y los jóvenes se ha roto con el enfoque tradicional: valoran la democracia sólo si producen resultados "tangibles e inmediatos" en aspectos como la vivienda, la salud, la educación o el empleo. En caso de no ser así se pondrá en duda el sistema. Esto contrasta con la mirada utilitarista y la adhesión incondicional de las generaciones mayores, que ven la democracia como un legado forjado en la resistencia al franquismo y a otros autoritarismos.

Pero esto no ocurre solo, ya que el contexto socioeconómico global actual refuerza estas ideas. Los autores apuntan que esta visión más práctica no implica una despolitización de la juventud, sino un cambio en la forma de canalizar sus reivindicaciones. Las redes sociales se han convertido en su principal espacio de activismo. Aunque ante el logro de los competidores, la paciencia ante los procesos democráticos “complejos y largos” va disminuyendo.

El contexto actual —marcado por el neoliberalismo, el individualismo y la velocidad que impone la era digital— ha reforzado esta tendencia: la ciudadanía, especialmente la más joven, ha pasado de una democracia basada en valores a otra centrada en la efectividad y los resultados. Esto crea una nueva cultura democrática con tres protagonistas definidos por los investigadores: “movimientos nacionalistas, jóvenes de nuevas generaciones y tendencias tecnocráticas internacionales globales”.

Riesgos y propuestas

Los investigadores advierten, no obstante, de los riesgos de este cambio. Si la democracia no se adapta a las nuevas demandas sociales, puede debilitarse y dejar espacio a discursos autoritarios. Por eso, proponen repensar el modelo democrático combinando tres pilares que son: “desarrollo de unos sólidos valores comunitarios en la sociedad, obtención de resultados reales y prácticos, y participación real de los ciudadanos, que vaya mucho más allá del mecanismo tradicional de la emisión del voto en periodo electoral”.

Entre el legado de quienes lucharon por ella y las exigencias de una ciudadanía que pide eficacia y resultados inmediatos, el reto pasa por encontrar una combinación que mantenga viva la confianza en el sistema actual. “La cultura democrática se encuentra, por tanto, en una encrucijada”, concluyen los investigadores.