Aníbal, un veterano pescador bilbaino, recuerda que en los años 80 y los 90 pescaba angulas, de las que guardaba unas para su madre en Navidad y el resto las compraban vivas unos japoneses, que las enviaban a su país, las soltaban en los arrozales, crecían y vendían después las anguilas.

En aquellos años comenzó la espectacular escalada de precios de la angula, el alevín de la anguila. Con el tiempo, a la demanda asiática se ha unido el veloz descenso de su población, que se calcula ha disminuido un 90% en 40 años.

Anguleros en el río Nervión a su paso por el barrio bilbaíno de la Peña. Ángel Ruiz de Azua

Causas

La sobrexplotación es la principal causa de este descenso. Tanto los adultos, la anguilas, como las deseadas angulas son objeto de pesca por su alto valor gastronómico. Si se capturan adultos sin dar tiempo a que se reproduzcan y se sacan de los ríos las crías sin dejar que crezcan, resulta inevitable esta caída.

A ello se unen la contaminación y el deterioro de cauces fluviales por la acción humana, lo que dificulta que las angulas los remonten y las anguilas vuelvan al mar.

Protección

Según recoge la agencia SINC, más de 300 científicos e investigadores apoyan un manifiesto que pide el cese total de la explotación de la anguila y evitar su extinción.

Durante este diciembre, el Consejo de Agricultura y Pesca de la UE se reúne para evaluar restricciones a la pesca de la anguila. Sobre la mesa, la recomendación científica del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) que advierte que ahora cualquier aprovechamiento de la anguila es insostenible.

“El cese de la actividad comercial en torno a la anguila no asegura su recuperación, pues son diversos los factores implicados en su colapso. Sin embargo, seguir con este aprovechamiento sí es garantía de que esa recuperación no se producirá”, alerta Miguel Clavero, investigador de la Estación Biológica de Doñana-CSIC.

Por ello, la recomendación en 2023 es clara y casi desesperada: veda total a la pesca de las anguilas de todas las tallas, todas las épocas, todos los hábitats y a cualquier fin.

Hacia la extinción

Así las cosas, la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera a la anguila europea una especie En Peligro Crítico de Extinción (CR), el máximo nivel de amenaza previo a la extinción. Está más amenazada que el águila imperial, el lince ibérico, el panda gigante o el gorila de montaña.

En España, los técnicos han recomendado al Ministerio de Transición Ecológica incluirla en el Catálogo de Especies Amenazadas, considerándola en Situación Crítica según los criterios del propio ministerio.

Ante este panorama, la pesca tradicional de la angula y los reportajes prenavideños sobre su precio serán solo un recuerdo en la historia. Solamente quedarán las gulas.

La lucha contra el tráfico de anguilas

El tráfico internacional de la anguila es uno de los negocios más lucrativos entre los crímenes contra la vida salvaje según la Europol. Al borde de la extinción, la anguila europea no se puede exportar ni importar desde 2010, pero su elevado precio la ha hecho una mercancía codiciada por parte del crimen organizado. Las angulas se pescan en Europa y se envían a Asia ocultas en maletas o camufladas en envíos de pescado fresco. Desde 2016, en España se han realizado seis operaciones destacadas contra la pesca ilegal y el contrabando de angulas. Se detuvo e investigó a 125 personas. En Europa, hasta 2021 se han incautado 20.676 kilos de anguila europea en 87 casos, según datos ofrecidos por la EU-TWIX y el CITES. Solo entre 2017-2018, se estimó que alrededor de 100 toneladas de angulas se enviaron de contrabando desde la UE a China. Desde 2016, la persecución de este delito ha reducido el tráfico de la especie desde Europa un 50%.