UN ordenador, sobre el que se ha desarrollado la informática –acrónimo de informa(tion) y (automa)tique–, es básicamente una máquina para resolver problemas. Es decir, fundamenta su existencia y utilización en que nos ayude a identificar problemas que tenemos que resolver y no aburrirse ni cansarse en el proceso de resolución. Un ordenador es a la informática lo que el balón es al fútbol. Es el objetivo, el que nos permite resolver algo, ganar algo.

A lo largo de la historia, hemos utilizados los ordenadores para resolver problemas utilizando procedimientos distintos Caminos diferentes, pero siempre utilizando las leyes de la física. Aunque mucha gente no conoce esta relación, son los mecanismos físicos los que nos ayudan a automatizar la búsqueda de una solución a un problema. Es, en definitiva, la forma en la que le ayudamos a un ordenador a buscar esa solución a nuestro problema. Por ello, es importante que aprendamos física cuando estudiamos Ingeniería en Informática. Esas asignaturas que muchos ven como “las que hay que pasar”, son en realidad las que nos explican cómo hacer las cosas y cómo pensar en soluciones.

Entendamos el recorrido de la física en la informática. Los ábacos, que para muchos son considerados los primeros ordenadores, utilizaban la física mecánica. Los ordenadores actuales utilizan la física electrónica. Y, tenemos ahí a la vuelta de la esquina los ordenadores cuánticos, que se basan en la física cuántica para procesar información. ¿Por qué es tan relevante este nuevo mecanismo físico? Entendamoslo.

La física cuántica, procesa la información de forma distinta. Es una disciplina que estudia el uso de las propiedades de las partículas subatómicas para realizar cálculos. No es este el artículo en el que vayamos a hablar de la superposición, el entrelazamiento y la interferencia. Simplemente sepan que existen estas propiedades que ayudan en algunos problemas. No en todos.

Solución

Supongamos el problema de ir desde Bilbao a Roma. Hay muchos caminos para llegar a Roma, dirán algunos. Sí, pero es verdad que hay veces que el camino óptimo, con las formas de resolución actuales (electrónicas fundamentalmente), no se han encontrado. Es decir, que hay problemas que o bien se tarda mucho en encontrar una solución, o bien directamente no se ha encontrado solución alguna. Por ello, la física cuántica promete dar un salto y resolver problemas que hasta ahora resultaban poco factibles. Es decir, promete no solo llevarnos a Roma, sino también hacerlo por el camino que menos tiempo requiera o menos costoso nos resulte.

Campos como la logística, la salud, ciberseguridad, los materiales o la inteligencia artificial de propósito general, se están frotando las manos. Estos campos comparten algunas características. Son intensivos en datos, procesan importantes volúmenes de datos numéricos, tienen estructuras de datos complejas, y además, generan datos en tiempo real. Este caldo de cultivo es el que hace que necesiten otras formas de procesar información. Por ello, en cierto modo se está produciendo una carrera política en este campo también. China es actualmente la responsable de algo más del 50% de la inversión en tecnologías cuánticas. De encontrar la forma de disponer de ordenadores cuánticos a precios asumibles (que es ahora mismo el mayor limitante), habría superado, por primera vez, a Occidente en una carrera tecnológica. Y, esta, es una carrera para resolver problemas, no lo olvidemos, que por lo tanto se traduce rápidamente en empresas y actividad económica.

Muchos no verán ahora mismo la utilidad de estas tecnologías cuánticas. Es entendible. Pero si ahora no lo ves necesario, piensa que cuando nació Google, además de pensar que ganaría dinero vendiendo licencias en buscadores, mucha gente se preguntó quién querría buscar algo en una caja de una web. Para mí, es una cuestión de soberanía tecnológica. Es una cuestión de adelantarse a algo que sabemos, físicamente (que literalmente es la ciencia que mueve el mundo), puede ayudarnos a resolver las cosas de forma distinta. l