BILBAO - Bajo el sol, Juanjo Lobato rebobinó su recuerdo. Stop. Paró la memoria por estas fechas, en el mismo lugar. En una cuesta llamada Hatta, final altivo de la tercera etapa del Dubai Tour. En esa chepa se quedó cortó el pasado año, arañando su desesperación. La experiencia le plegó en la maleta aquella imagen distorsionada, retorcido por el esfuerzo. Aquel día subrayó una curva. Un año más tarde, entre rocas que se descosen del desierto, que miran a las alturas en Dubai, Lobato, erguido, feliz, liberado, se chupaba el dedo para festejar un triunfo pensando en su niño José, nacido hace tres meses. Una victoria de rechupete la de Lobato. Las que mejor saben. “Conocía la llegada del año pasado y sabía que era un tipo de final de los que me gustan de verdad. Aprendí que en la última curva era crucial entrar bien colocado; el año pasado no pude estar ahí pero aquí llegué en una posición buena y pude al final rematar ese trabajo del equipo”, analizaba el velocista, que derrotó a Nizzolo (Trek) y Dillier (BMC) de una gran dentellada. Gorka Izagirre fue séptimo.

Para afilar la mandíbula de depredador, Lobato, que estrenó su palmarés del curso, que apiló su 12ª victoria en su currículo, se reconstruyó en invierno. Se endureció en el barbecho. “He trabajado duro físicamente este invierno y este éxito es un premio a los sacrificios, una demostración de que mi estado es perfecto y una motivación extra para la primavera”. El éxito de Hatta ha rearmado a Lobato. “Es una victoria que me da muchísima ilusión y confianza”. Se imagina el corredor en las clásicas, sobre todo, en la Milán-San Remo, una carrera que “a mí personalmente me encanta y a la que quiero llegar bien en forma”.

Con el físico óptimo tras elevarse varios palmos con su preparación invernal, Lobato tendrá que despojarse de la presión, la claustrofobia competitiva que le encerró el año pasado en las clásicas. Las expectativas levantaron un muro ante sí. Dejaron sin lumbre a Lobato. Sombrío, se marchitó cuando se esperaba su florecimiento. “Me presioné mucho a mí mismo, no pude estar bien y espero que en 2016 podamos llegar al fin arriba. También pienso en otras clásicas como Gante-Wevelgem o Tour de Flandes, aunque sin presión alguna”, cerró Lobato tras morder en Dubai.