Tanto se habla de la sensibilidad, de la belleza estética, del ritmo y el corazón que se vuelca que uno escribe eso de los Altos Hornos de los versos y tiene la sensación de que en la fábrica todo sale manchado. Es un defecto de los viejos tiempos. No por nada, las grandes culturas antiguas desarrollaron estilos poéticos distintos y particulares, como los haikus en Japón o la oda en Grecia, que solían estar escritos en verso y daban importancia al uso de la métrica o la rima. Los sonetos de Quevedo, encajan, también, con ese mundo. Pero las pasiones de Lorca, la lucha social de Blas de Otero, la entrega sin desmayo de Miguel Hernández, quien parecía escribir con un fusil en la mano o de Joaquín Sabina, amamantado por la calle del siglo XXI, con otro cantar. A principios del siglo XX se desarrolló una corriente vanguardista que amplió las dimensiones de la poesía, con la incorporación del verso libre y de nuevos mecanismos y formas de relacionarse con el lenguaje y ahí sí, ahí sí que queda más lógica esa metáfora fabril que tanto llama la atención.

Ahí y en lo vivido en la Asociación Artística Vizcaína estos días, que parecen trabajar a turnos. Un poco más tarde les contaré que ayer, allá en el Palacio Yhon, iniciaron su tercer trimestre las Tertulias Poéticas de los Martes en Bilbao con la Jornada 1.139 del total de las celebradas, dedica a la lectura comentada del poemario de Germán Echevarría, El tiempo no se detiene, editado por Exit Comunicación. La llamada a esta cita estuvo coloreada por aquellas palabras del Papa Francisco quien dijo que “una persona que ha perdido la capacidad de soñar carece de poesía, y la vida sin poesía no funciona”. 

La vida de la Asociación sí que funciona, vaya que sí. Ayer mismo estaban ensayando para la lectura dramatizada del Quijote que hoy mismo, Día del Libro, organizan en el Hotel Abando. Y casi a la par revisaban las galeradas del recital poético del Día la Madre en el Cementerio de Derio que se realizará dentro del programa de actividades culturales organizado por Bilbao Zerbitzuak, y del recital fin de curso que nace del acuerdo entre el propio Conservatorio Juan Crisóstomo Arriaga y la Asociación Artística Vizcaína. Dale que te pego en el horno, ya ven. 

Testigos de lo vivido ayer fueron José Ramón López, Misere Jsephe, Loly Rubio. María Ángeles Pérez Ondiviela. Isamar Martínez, Ángel Correa, María José Plaza, María del Carmen Díaz, Fernando Zamora, José Luis González, Ana Francia, Marcos Vallejo, María Asunción García, Mercedes García, Felisa Urraca, Consuelo Caller, Fernando Estévez, Txaro Etxebarria, Petry Vallejo, Keni Orue, Begoña Calvo, compañera de vida de Germán, Begoña Bolsoni, María José Rodríguez, Miguel Ángel Majón y Lydia Martín Acosta entre otras gentes que convinieron con el poeta en que sí, en que el tiempo no se detiene. Aunque quisiéramos.