Javier Cámara Tobalina y Javier Celaya, moderados por Goizane Landabaso, llenan el auditorio de la Biblioteca Foral
El librero, la escritora y el experto en cultura digital conversaron sobre el presente y el futuro del libro en nuestra sociedad
Nos contó Cervantes que los libros perjudicaron al hidalgo Alonso Quijano. “Se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de manera, que vino a perder el juicio”. Por eso le dio al hombre por salir por ahí a hacer cosas de influencer o tik-toker. Cuesta poco imaginarse a don Quijote preguntando a Panza: “¿Has grabado bien la castaña que me he pegado contra los molinos? ¡Lo vamos petar en las redes!”.
Ha pasado medio milenio desde entonces. Y ahora el libro, en cualquiera de sus formatos y géneros, se nos aparece como la salvación. El yelmo de Mambrino que vuelve invulnerable a su portador. El bálsamo de Fierabrás que todo lo cura. Al menos así lo ven quienes hablaron ayer tarde, ante un auditorio de la Biblioteca Foral de Bilbao completo, sobre El papel del libro en una sociedad con una alta competencia por nuestra atención.
Plantel de lujo. La periodista y escritora Goizalde Landabaso presentó y moderó. A un lado tuvo al joven y enérgico gestor de la centenaria librería Cámara, Javier Cámara Tobalina, que es licenciado en Ciencias Políticas, con máster por la Universidad de Edimbugo, exmiembro de las directivas de un puñado de asociaciones de libreros, y, sobre todo, Quijote del libro.
Al otro lado de la ensayista y poeta se sentó el también bilbaino Javier Celaya. Experto en el uso de las nuevas tecnologías en estrategias de comunicación y marketing, responsable de la puesta en marcha y lanzamiento de varias plataformas digitales internaciones en el Estado y en América Latina y director académico del Congreso del Libro Electrónico, entre otros mil entuertos y aventuras que acomete.
“Hablaremos sobre el papel del libro en la sociedad actual y futura con las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial”, adelantó Goizalde Landabaso.
“Cómo conseguir que las nuevas generaciones, a través del libro en papel o en audio, se adentren en historias y se concentren en las mismas sin dispersarse y que el libro sirva como vehículo para sumergirse en narraciones que les ayuden a entender la sociedad en la que vivimos o a entretenerse”, resumió Celaya.
Cámara, como el caballero vizcaíno que se mide a Quijano, se mostró más vehemente. “El libro debe tener un papel con mayor relevancia que nunca en nuestra sociedad, porque nos permite concentrarnos y escapar de estas presiones de atención que están generando los nuevos medios tecnológicos y que nos llevan a la postverdad, al populismo, a la polarización”, recalcó.
“El libro es un elemento que genera empatía, que nos pone en contacto con los personajes, que desarrolla nuestro interior y nos hace comprender el vínculo que tenemos con los seres humanos”, añadió Cámara. “La fuerza que tiene el libro en estas sociedades es que nos está dando un espacio que ningún otro elemento nos proporciona. No tenemos tiempo, no tenemos capacidad de atención, no tenemos capacidad de reflexión; por eso, cuando llegan las vacaciones abrimos un libro”, dijo.
Asistieron a la mesa redonda Mari Carmen Tobalina, madre del citado Cámara, con Marisa Giménez, así como José Antonio Iglesias, Julián Elorduy, Inmaculada Asensio o Nekane Ceballos.
Se acercaron a la disertación sobre el presente y futuro del libro Teresa Fernández de Castro, Maite Gurtubai, Ana García, Piedad Gutiérrez, Pepa Rodríguez, Josune Olaskoaga, Aitor Zarraga, Paulino Molpéreces, Carmen Atucha, Francisco Gesto, María Jesús Gómez o Janire Gesto.
“Llenósele la fantasía de todo aquello que veía instagram, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles”, hubiera posteado hoy Cervantes.