QUÉ tarde llega!”, pensé al verle entrar en el vestíbulo de la Sala BBK, donde ayer se celebró la XIII edición de los premios Periodismo Vasco, entregados por la Asociación vasca de periodistas el Colegio vasco de periodistas que practica uno de los grandes desafíos del oficio: la economía de espacio. No en vano, Amaia Goikoetxea es presidenta de una y decana del otro. Y la junta directiva también se repite. “¡Qué tarde llega!”, me repetí, como si costase sacudirse de encima más de 25 años de compañerismo que derivaron, no creo que tengan duda, en amistad. Alguna vez nos lo dijeron. “¿Cómo os lleváis tan bien siendo competencia?” Creo que es porque nunca le vi con la espada al frente sino con el hombro al lado. Yo también he procurado predicar esa fe y creo que eso lo facilita todo. Les hablo del ganador del premio a una trayectoria profesional, Txema Soria, un hermano de calle, un amigo en cualquier circunstancia. Vamos, que Txema está jubilado y puede llegar cuando quiera. No ir, no. No porque, como les dije, estaba premiado y él es un hombre educado. Enhorabuena de las grandes, Txema.

El Colegio y la Asociación de Periodistas Vascos hace entrega de los premios Periodismo Vasco en la Sala BBK en su XIII edición

Sabrán disculparme que haya aprovechado la ocasión pero ahora mismo corro a contarles todo lo vivido ayer en la Sala BBK. Como les decía, allí se entregaron los premios de periodismo y ya tardo para contarles quienes fueron los otros elegidos. Arrancaron la ceremonia Marta Madruga y Asier Sánchez, antes de cederle la voz a la propia Amaia, quien pronunció unas sentidas palabras. Se acordaron de Valencia.

Venga, a la harina. Tras un emotivo in memoriam invocaron a Ain-tzane Bolinaga para concederle el premio periodismo vasco que le entregó Gorka Martínez, director general de BBK Fundazioa. El premio periodismo vasco ambiental fue para Jokin Aldazabal. Alexander Boto Bastegieta, director general de Ihobe le hizo los honores. El premio digital y nuevas narrativas recayó en manos de Miriam Duque. Se lo entregó Javier Diéguez, director general de Cybertzaina. El premio José María Portell a la libertad de expresión recayó en la ardua labor de los periodistas palestinos/as. Lo recogió Edith Rodríguez Cachera.

No se detuvo ahí la cascada de premios. El galardón fotoperiodismo Juantxu Rodríguez fue para Isabel Azkarate, pionera en este campo. Lo entregó Elisa Pavón, periodista, en nombre de la familia de Juantxu Rodríguez. El premio a la institución social fue para Aita Mari e Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario, lo recogió. Hubo premios a los mejores trabajos de Fin de Grado en la UPV/EHU y la Universidad de Deusto; a Txema le entregó su parabién el Ararteko Manu Lezertua (gracias Txema, por el recuerdo...) y los premio honoríficos fueron para Alejandro Echevarría Busquet (lo recogió su hijo Aletxu...) y Xabier Sánchez Erauskin.

Testigos de todo ello fueron autoridades de la talla de Irune Zuluaga, Leixuri Arrizabalaga; la presidenta de JJ.GG. de Bizkaia, Ana Otadui; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; los consejeros Bingen Zupiria, Nerea Melgosa, y Mikel Torres, Nora Abete, María del Río e Iker López; el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y la presidenta del BBB, Ixaso Atutxa, Ibon Areso, José Ángel Iribar, Andoni Goikoetxea, Kepa Junkera, Isidro Elezgarai, Ángel Ruiz de Azua, Isabel León, Verónica Portell, Begoña Marañón, Carmen Torres Ripa, Natalia Ortiz, Amaia Fano, Carmen Peñafiel, Julio Flor, Rosabel Argote, Ane Care, Alberto Larrea, Cosme Naveda, La Otxoa, María Jesús Cava, Andoni Aldekoa, Iker Merodio, Iñaki Basabe, Marielo Oviedo, Juan Bas, Montxu Urraburu, Rosa Mari Azkorra, Maite Bartolomé, Toribio Martín Ksenia Verobyewa, Jon Mancisidor, Arturo Trueba, Fermín Galindo, Flora Martín y un sinfín de gente amante del periodismo.