EL escenario, para la gente de la música, es como estar en casa y la gente que acude a escucharles son sus invitados a quienes han de agasajar con cortesía. Algo así debe sentir la soprano de talla internacional Ainhoa Arteta, quien junto al pianista Javier Carmena, ofrecieron ayer un concierto espolvoreado de canciones populares vascas (Etxean, llevaba por título...) en el atrio del Museo Guggenheim por encargo de EITB, entidad que emitirá el recital más adelante. Los amigos del museo tuvieron acceso a esta maravilla: la posibilidad de escuchar la voz de casa que vuela por los cielos líricos de medio mundo.
Cuentan las crónicas que con tan solo 5 años Ainhoa escuchó a María Callas cantando y que desde entonces vive enamorada de la ópera. Empezó a cantar en la Coral Eresoinka de su padre y con 12 años ingresó en el Conservatorio de San Sebastián. A los 18 años se trasladó a Italia, donde recibió clases de Ettore Campogalliani, profesor de Pavarotti y Freni. Años más tarde, se mudó a Nueva York, donde siguió su formación interpretativa en el Actor’s Studio. Actualmente, Ainhoa sigue en constante formación y aún lleva en el corazón a la maestra Ruth Falcon, que falleció hace cuatro años ya.
Con el clásico retraso cortés de un cuarto de hora, Ainhoa llegó a la escena acompañada por Javier. Vestía un traje largo color arena y saludó a las más de doscientas personas que se arremolinaban frente a ella. Sabían ya que iba a interpretar obras de Tomás Garbizu (el recital comenzó con Ume eder bat y prosiguió con la célebre Ixi ixilik dago, para encadenar con Kattalin, Habanera del Guria y Pello Joxepe...); el solo de piano Oñazez de Aita Donostia; canciones de Félix Lavilla como Ai Isabel, Isabel, Anderegeya, Loa-Loa y Aldapeko Mariya; canciones populares como Ator, ator, con arreglos y de Joaquín Nin y Birjinia Maite y Oi Bethleem, con arreglos de Carlos Imaz. En la soledad del piano de Javier sonaron otras dos canciones populares vascas y el recital concluyó con cuatro melodías del músico francés Marie-Joseph Canteloube, piezas de la talla de Chorietan buruzagi, Nik badut maiteñobat, Chori erresiñoula y Egun batean. ¿Acabó, dije? ¡Qué va! Hubo un par de bises: Maite y Nerea izango zen. La concurrencia disfrutó de lo lindo.
En esa claque estuvieron presentes el representante Juan Carlos Sancho, Jorge Arrien, Iñaki Maruri, Matxalen Aguiló y Nekane Arana, con sitios reservados; Lontzo Sanz, Carmen Infante, José Luis Aranguren, Julio Aristín; la presidenta de Deusto Bizirik, Julia Diéguez; Esther Gutiérrez Orrantia, Frank Girot. Begoña González, Margarita Ojinaga, Juan Oroquieta, Sagrario Regila, Laura Araluze, Cristina Marcos, Jorge Aguado, Anton Agirre, quien recordaba que Ainhoa había debutado con el personaje de Mimí en La Bohème de Puccini en el Metropolitan Opera National Council Auditions de Nueva York. Ha cantado también en el Carnegie Hall, Covent Garden, Bayerische Staatsoper, Teatro Bellas Artes de Méjico, Musikverein de Viena, la Scala de Milán, Teatro Bolshoi de Moscú, San Carlo de Nápoles, L’Arena de Verona, Deutsche Oper am Rhein de Düsseldorf, Royal Opera House de Londres, Teatro Real de Madrid, Gran Teatro del Liceo en Barcelona entre otros. Ayer lo hizo en el Guggenheim.
Fueron testigos de lo dicho la historiadora María Jesús Cava, Begoña Lerchundi, María Ángeles Izquierdo, María Jesús Navarro; las hermanas María Jesús y Mari Luz Berrio, acompañadas por Pedro Peña, Julia Marín Javier Pino, Itziar Araico, Begoña Igartua, Almudena Martínez, Arantza Aranguren, Jorge Bengoa, Lourdes Lanz, Carmen Zarate, María Jesús González y un buen número de personas que acudieron con la esperanza de escuchar de primera mano a Ainhoa. De primera mano y de primera voz. ¡Cómo la gozaron!