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El callejón de las botxerías

El Teatro Arriaga acoge un recital para celebrar el 250º aniversario de la Casa de Misericordia de Bilbao

Se interpretaron piezas de Wolfgang Amadeus Mozart, Juan Crisóstomo de Arriaga y Francisco Escudero y su ‘Izar ederra’

En imágenes: el Teatro Arriaga acoge un recital para celebrar el 250º aniversario de la Casa de Misericordia de BilbaoPankra Nieto

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LA palabra nostalgia fue inventada por un médico suizo a finales del 1600. Formada por el griego nostos, “regreso a casa” y algos, “dolor, angustia”. Originalmente se trataba de un diagnóstico médico para los soldados mercenarios. Hoy en día, describe un anhelo agridulce por el pasado, un ramillete de recuerdos. Es cómo una droga. Impide que veas las cosas de la forma en la que están, incluso cuando en la actualidad se mantienen con buen pulso.

Les hablo de todo esto, al recordar que la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao es una de las instituciones más antiguas de la ciudad, y celebra este año 250 años de su fundación. La Misericordia (o la Meca, como se la conoció durante años....) ha vivido todos los avatares de la historia de Bilbao y del territorio, y es un claro exponente de la sociedad civil que la creó y la ha seguido apoyando, con ayuda también de los estamentos públicos.

Por esta efeméride, el Teatro Arriaga acogió un recital que evocó el ayer y celebró la vida. Este concierto quiso ser un encuentro musical en el que sonó música de Francisco Escudero (maestro de música en la propia Misericordia durante un tiempo...), música de Juan Crisóstomo de Arriaga , quien seguro que conoció la entidad, creada treinta y dos años antes de su nacimiento y cuya Sinfonía en Re sonó en homenaje al talento local, y música de Wolfgang Amadeus Mozart. Mozart escribió su Misa de la Coronación para la Pascua de 1779, y ahora ha sido la pieza central de este concierto que quiere festejar la fundación en 1774 de la SRCM.

El concierto conmemorativo que celebra los 250 años de servicio y compromiso de la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao comenzó con Izar ederra, obra coral a capella compuesta por el ilustre músico vasco Francisco Escudero tan vinculado a la vida musical de la S. R. C. de Misericordia. Esta emotiva composición simboliza la esencia de la generosidad y la solidaridad que han caracterizado a la Misericordia a lo largo de los siglos. A continuación, comenzó un vídeo con láminas del Bilbao del siglo XVIII, tiempo en el que se inauguró La Misericordia mientras una voz en off espolvoreaba datos históricos. Primero en penumbra y luego bajo la luz actuaron bajo la dirección de Diego Martín-Etxebarria, con la presencia de Naroa Intxausti (soprano), Marifé Nogales (mezzosoprano), Josu Cabrero (tenor), Julen García (bajo), la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS) y la Sociedad Coral de Bilbao. Desplegaron un recital de primera magnitud. Fabuloso.

Testigos de todo cuanto les cuento fueron José Ignacio Malaina, en nombre del Teatro Arriaga; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, Arantza Díez; el presidente de la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao, Vicente del Arenal, José Domingo Ampuero; la vicepresidenta de la Misericordia, Estibaliz Díaz de Lezana; la directora de La Misericordia, Sofía Delgado, Jon Madariaga, la historiadora Laura del Rey, Idoia Lavín; el presidente de la Sociedad Coral de Bilbao, José Miguel Lanzagorta, Juan Ibarretxe, Gotzone Sagardui, Antonio Barandiaran, Iñigo Alberdi, gerente de la Sociedad Coral de Bilbao; Carmen Careaga, Tomás Conde, Víctor Conde, Lorenzo Hurtado de Saracho, Marcelino Gorbeña, Lander Mendieta, Laura Barreda, José María Amantes, Álvaro y Luis Javier Díaz de Lezana; Esperanza Pardo, antigua coralista de la Sociedad, Gonzalo Gómez Guadalupe; la presidenta de Mujer Siglo XXI, Carmen Miral; Iñaki Intxausti y Arantzazu Bolumburu, progenitores de la soprano Naroa, Izaskun Bolumburu, Iñaki García Ugarte, Cecilio Gerrikabeitia, Mari Carmen Martínez, Tomás Ugarte, Jon Rozadilla, Nekane Díez y gente que se sumó a un recital que invocó a los viejos tiempos y se proyectó hacia el mañana. No en vano, la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao goza de buena salud. O eso parece.