La gente golosa de Bizkaia conoce los suspiros, unos pastelitos de bocado propios del Duranguesado, que gozan de alto predicamento y muy merecida fama. Se comen, ¡aaayyy!, en un santiamén. Esa imagen es la que avivó el fuego de la creatividad de los hermanos Iñigo y Koldo Kortabitarte, del restaurante Kobika de Durango, quienes se han impuesto en el Bizkaiko Pintxo Txapelketa 2024 con su pintxo Suspiro, y volverán a representar a Bizkaia en el concurso Tapas y Pintxos, de Madrid Fusión. El año pasado su propuesta Mr. Rabbit, elaborado con carne de conejo, logró la misma corona de laurel. Hay que pensar que tienen mano de mago. No en vano, tras los triunfos de 2017, 2018 y 2020, son ya cinco las ocasiones en las que han levantado la copa de los vencedores, dicho sea de manera metafórica ya que no se entrega trofeo alguno.

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En imágenes: Bizkaia elige a sus mejores pintxos de concurso

El Suspiro de barra de bar recrea un trampantojo que simula ser un pastelito de bocado de hojaldre con crema pastelera con su guinda, pero que en realidad es una tortilla de patata con bacalao y txangurro. Lleva como base una patata frita con bacalao a la plancha y txangurro. Para simular la crema pastelera han utilizado una crema de huevo elaborada con el caldo de cocción del balacao con mantequilla y montada como si fuera una mayonesa densa. Para simular el coco rallado han utilizado pan de gamba triturado, y con el caldo de cocción de pimiento rojo gelatinizado se ha creado la guinda.

La medalla de oro nació de la categoría de pintxos creativos –hubo otra de pintxos tradicionales que más adelante les contaré...– y tocó plata, (vamos que fue segundo...) el bar Clandestino Tap Room de Bilbao con el pintxo Bonito atardecer que presentaron Javier Jiménez y Jackeline Karol Castro. Lo celebraron de lo lindo si se explica que ganó también el premio al mejor pintxo creativo de Bilbao. En tercera posición se clasificó el Boroa de Amorebieta con su propuesta Txarribola de Jone Etxaiz. Ha sido escribirlo y uno ya empìeza a salivar, como el perro de Paulov.

Saldemos la deuda pendiente. En la modalidad de pintxos tradicionales, la campeona en Bizkaia fue Ainara Arce, del bar Izarra Berri de Leioa, gracias a su pintxo Txangurrito de bacalao, mientras que la distinción al mejor pintxo tradicional de Bilbao fue para Anwar Tamman, de La Bodeguita del 12, con su pintxo Buñuelo.

Fueron cinco hombres sin piedad, –dicho sea sin maldad, solo desde un punto de vista cinematográfico...–, los elegidos para el jurado definitivo. Presidió el jurado Ricardo Pérez, del Yandiola, y le acompañaron en la decisión Txema Llanezas, de Casa Garras, allá en el valle de Karrantza; Eneko Ordorika, del Zallo Barri de Gernika; el director de la Escuela de Hostelería de Artxanda, Joseba Lozano, y Tomás Sánchez, presidente honorífico de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.

A la hora de la cata, en la propia Escuela, los presentes les miraban con un noséqué de envidia. En esa troupe se encontraban la diputada foral de Transportes, Movilidad y Turismo, Sonia Pérez Ezquerra, que habló sobre las fusiones entre tradición e innovación y entre cocina y sala; el concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo, Xabier Ochandiano, quien ensalzó el talento; la directora de Turismo, Leire Sáez; Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia; Ibon Mujika, director de Desarrollo de Negocio de DEIA; la directora comercial del periódico, Aitziber Jauregi, Itziar Leal; el presidente de bilbaoDendak, Rafa Gardeazabal, Boni García, José Antonio Aspiazu, Ana Mielgo; el presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Luis Arbiol, Janire Torvisco, Jon Zarate, Olatz Elgea, Iñaki Lazkano, los hermanos Juan Mari y Alfredo Díaz, Juancar Ayarbe, Julen Peña, Hugo Chicote, familiar de ya saben quién, dejándose la piel, Txomin Gómez, Iker Daza, Iker Carrillo y una legión de gente sabrosona.