EL sacerdote Txomin Bereciartua fue hombre de acción: desde su apuesta firme por los eskauts católicos hasta el impulso mayúsculo de la Fundación Novia Salcedo. organismo que creó en 1980 para la integración de los jóvenes en el mundo laboral. A su muerte este mismo año, 43 años después de la creación de la Fundación, era su presidente de honor y un hombre inolvidable. Lo sigue siendo. No en vano, ayer, cuando se levantaron las persianas de la sede de la Fundación Novia Salcedo, allá en el Campo Volantín, para rendirle un homenaje y presentar una autobiografía póstuma, Txomin Bereciarta, memorias y recuerdos, editado por la Fundación y coordinado por Identitas Historia Corporativa, se acercó a la cita un buen puñado de amigos que aún le sienten. Y muchos le recuerdan como un buen hombre, sí, pero rebelde e inconformista, sin dar un paso atrás frente a los convencionalismos.
Fue la suya una vida imparable, reconocida de largo. No en vano, en 2005, con ocasión del 25 aniversario de la Fundación, el lehendakari Juan José Ibarretxe, le entregó la Makila de honor. También era cofundador de Unesco Etxea, el Centro Unesco del País Vasco. Es, además, Ilustre de Bilbao en 2014, premio de la Fundación Príncipe de Girona 2013, premio Utopía 2000 de la Diputación Foral de Bizkaia y premio Sabino Arana Fundazioa entre otros galardones.
Tanta vida al abrigo de su txapela –cumplió casi 70 años de sacerdocio...– y tanto empuje. Lo recordaban los ayer presentes, que no fueron pocos, como les dije. A la cita no faltaron el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el obispo Joseba Segura; el actual presidente de la Fundación Novia Salcedo, Luis Cañada (las cadenas Vicinay con las que trabajó durante tantos años tenía una fortaleza semejante a la de Txomin...) y su directora, Begoña Etxebarria, Paloma Eizaguirre, Teresa Querejazu, Paul Ortega, Javier Chalbaud, Kepa Rekakoetxea, Alberto García Erauzkin; una entrañable delegación de la familia de Txomin, formada por Maite Martínez, Isabel Etxebarria, Arantza Bereziartua, Iñaki Etxebarria, Tomás Etxebarria, Gontzal Bereziartua, Natxo Bereziartua, Elena Bereziartua, Juan Peña y Ana Bereziartua; el alcalde de Donostia, Eneko Goia; el alcalde de Portugalete, Mikel Torres, Alejandro Echevarría, Itziar Casillas, Ana Díaz, Carmen Etxebarria, Oihane Ibarzabal, Inge Elorriaga, Iratxe Gamboa, Begoña Varona, Ane Bustinduy, Edurne Chávarri, Natalia Ortiz, María de Blas, María Jesús Novo, Aitziber Ortega y un buen puñado de más gente partidaria inquebrantable del espíritu de Txomin, un hombre de largas zancadas en el camino de la solidaridad. Su legado, la Fundación Novia Salcedo, posee una red de más de 700 empresas colaboradoras que aportan un fondo cercano a los cuatro millones de euros anuales. Alrededor de 5.000 jóvenes se acercan cada año en pos de su primer empleo. Creen en ella.