LA universidad, entendida como uno de los grandes observatorios de la vida –de la que fue y de la que será, además, por supuesto, de la que hoy es...– acoge en su seno muchas ideas, muchos espíritus (audaces o reflexivos, que de todo hay...), mucho pensamiento. Ayer pudo comprobarse en la inauguración del curso 2023-2024 de la Universidad de Deusto, con más de 2.500 nuevos estudiantes de grado en primer curso tras recibir 6.000 solicitudes. Se reconocen como una universidad centrada en las personas que transforma y se transforma y que trabaja para una sociedad más justa. Tres ideas que, en el marco del plan estratégico para el periodo 2023-2026 y condensadas en el lema Personas que transforman el mundo, son la justificación de toda la actividad académica de la Universidad. Por las aulas y los atrios recorre el conocimiento en forma de grados, títulos, doctorados o maestrías, según el límite que le otorgue cada cual.

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En imágenes: Apertura del curso 2023-2024 de la Universidad de Deusto Borja Guerrero

Allí, a la espera de la inauguración del curso, uno tuvo una revelación: hemos aceptado que la inteligencia viene acompañada de un número. Error mayúsculo. Esa conclusión se extrae de las palabras de bienvenida del rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxeberria, al escucharle decir que una cuestión importante relacionada con la idea de “una universidad centrada en las personas” es el tema de la “inteligencia artificial. “No nos dejamos fascinar por discursos interesados en exagerar su alcance, ni ignoramos problemas reales como los sesgos discriminatorios”, pero también valora todo lo que la IA está ayudando a hacer que la educación sea más personalizada, eficiente y accesible. A su juicio, lo importante es “poner a las personas en el centro de este desarrollo tecnológico”. Les escuchaban con atención el lehendakari, Iñigo Urkullu; el obispo de Bilbao, Joseba Segura; la secretaria general de la Universidad de Deusto, Stella Solernau; el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, Javier López Ariztegui; la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria.

Más allá del Agur Jaunak y del académico Gaudeamus Igitur se escucharon otras voces. Las de la homilía del obispo Segura –“Europa ha dejado atrás ese alma cristiana que ha marcado su ser durante siglos, y esto ha sucedido sin que una considerable mayoría de sus habitantes la eche de menos. Así pues, el futuro del cristianismo entre nosotros no va a ser ya nunca dominar desde arriba, sino iluminar desde abajo algunos espacios y encrucijadas”, dijo...– ; las de los números y resultados detallados por Stella y la de la lección inaugural del curso académico 2023-2024 de la doctora y profesora de Teolgogía Carmen Bernabé Ubieta titulada De minorías y marginalidades. La actualidad del estudio crítico de los orígenes del cristianismo. Esas palabras arrancaron con la frase “El pasado es una lámpara a la puerta del porvenir”, que se atribuye al filósofo y teólogo francés Felicité R. de Lamenais. Invitaba a pensar cómo frotar la lámpara maravillosa.

A toda esta cita acudieron, además de las personas ya nombradas, Inmaculada de Miguel Manuel Lezertua. la presidenta de JJ. GG. de Bizkaia, Ana Otadui, Ainara Basurko, Imanol Pradales, Teresa Laespada, Víctor Múgica, Cristina Uriarte, Olatz Garamendi, Iñaki Subijana, Carmen Adán, fiscal superior del País Vasco, Xabier Riezu, Xabier Sagredo, capittano de BBK; Jesús Alberdi, José Mará Etxebarria, Ane Agirre, Jon Sagastagoitia, José Luis Sukia, Víctor Pérez de Guezuraga, Txema Villate, Txema Vázquez Eguskiza, Salvador Ayuso, Begoña Cava, Lluis Vicens, Víctor Atxa, Leire Bilbao, de Innobasque, Luis Ramón Arrieta, Miren Ayuso, Eduardo Junquera y un buen puñado de gente muy cercana al universo académico.