IDIERON un ejercicio: que invocásemos a la imaginación. Que cerrásemos los ojos y nos recreásemos en la estampa: dos artes como la pintura y la música mirándose a los ojos, como si fuesen dos enamoradas. Todo partía de una realidad. El pintor Vasily Kandinsky y el compositor Arnold Schoenberg no solo mantuvieron una estrecha amistad a lo largo de su vida. La proximidad espiritual y las metas artísticas que compartieron al desarrollar la pintura abstracta y la música atonal respectivamente, fueron extraordinarias. Ambos, sin duda, representan una de las relaciones entre las artes más apasionantes de la historia.
Descrito el desafío, habrá que matizar quiénes fueron los que lanzaron el guante y dónde tuvo lugar el duelo. Corro a aclararles que la profundización en esta relación fue el epicentro de la cuarta edición del club cultural de Yimby, llamado Por Amor Al Arte, cita que tuvo lugar en el patio de Yimby, allá en la zona peatonal de la calle Ercilla, bajo el epígrafe Kandinsky y Schoenberg, de lo espiritual en el arte. El club lo gobiernan Marian Sandoval, Ainhoa Maestro, Iratxe Narváez y la escritora Itxaso Elorduy y se mantienen en pie incluso en estos días tan oscuros para los encuentros. Su llamada tuvo reclamo y el patio fue poblándose bajo las estrictas normas impuestas por el dictador covid que con tanta mano de hierro nos trata.
La cita tuvo un amanecer de lo más lindo y plástico. He de explicarles que la sesión comenzó con una performance protagonizada por la violonchelista Elena Escalza, que interpretó la Sonata para violonchelo de Paul Hindemith, acompañada de la bailarina de danza contemporánea Ana Capilla, quien fue capaz de amoldar sus pasos al compás para crear, entre ambas, un moderno retablo. La actuación de ambas fue acogida por la concurrencia como si fuese, que lo fue, un auténtica obra de arte. Lo que les dije, un retablo audiovisual que alzaba, como el rayo, a los sentimientos del público. He ahí una hermosa forma de arrancar.
Recostándose la tarde sobre los hombros de la noche, les cuento lo que sucedió a continuación. Sobre el escenario improvisado en el patio Yimby, la escritora Itxaso Elorduy moderó una mesa redonda en la que participaron el periodista César Coca; Patricia Sojo, musicóloga y directora de Bilbao House Concerts; Begoña Zubero, fotógrafa de largo recorrido y ojo de águila y Roberto Sáenz de Gorbea, galerista de Champion’s League en las calles de Bilbao. Los invitados repasaron la vida y la relación de Kandinsky y Schoenberg y compartieron su visión sobre la conexión y las relaciones entre las diferentes disciplinas artísticas que ambos practicaron a lo largo de sus fecundas vidas.
Testigos de todo cuanto les cuento fueron Virginia López, atenta a que todo fluyese en la tarde; Jon Ortuzar, Regina Calleja, Naia Lucas, Libe Fernández, Jesús María Platón, un hombre que también hila diversas disciplinas, desde el tatami a las tablas del teatro (no es vano, Jesús María es maestro en artes marciales, director de ocho escuelas de mugendo y excampeón de España y del mundo y actor aficionado...); Isabel Cabello, Mirian Viladain, Ane Etxeberria, Izaskun Martín y un puñadito de gente involucrada en estos encuentros culturales.
Fue, como les dije, la cuarta edición de un proyecto por el que ya han pasado las fotografías sobre César Manrique realizadas por Linus G. Jauslin; el video-wall Animal Spirit, de la artista Maider Bilbao; la Coral de Bilbao, Jesús Mari Lazkano,; los galeristas Juan Manuel y Begoña Lumbreras, Javier Novo en representación de Miguel Zugaza, Juan Zapater, Lara Izagirre, la realizadora Nata Moreno, el violinista Ara Malikian y un buen número de gente implicada en hacer de la cultura , la educación y el arte una forma de andar por la vida con la frente bien alta y con orgullo.
El espacio Yimby programó la cuarta edición del club cultural ‘Por Amor al Arte’, con la colaboración de Bilbao House Concerts
La sesión se tituló ‘Kandinsky y Schoenberg, la relación entre las artes’ y profundizó en la relación entre pintor y compositor