SOPLABA el viento en la fabulosa terraza del hotel Vincci Consulado de Bilbao como si desatase el ojo del huracán en un día de aire andalusí. Con tanta fuerza lo hacía que uno de los embajadores sevillanos, asomado en las puntas, exclamó: “¡Soy el rey del mundo!”, sintiéndose Leonardo DiCaprio en la proa del Titanic. Fue una de las anécdotas de un mediodía en el que, con permiso de todos los presentes, el auténtico rey del mundo fue Álvaro Peregil. El tabernero (“pon tabernero, que yo de camarero tengo poco”, pedía...) llevo las riendas del proyecto Sabores de la provincia de Sevilla, un sueño andaluz itinerante que pretende avalar y prestigiar los productos gastronómicos y agroindustriales locales con un sello que los diferencie y posicione en el mercado, al igual que a las empresas adscritas a la marca, promocionándolas por medio mundo. Álvaro era un crack. Hasta el punto de dirigirse a los presentes, incluido a los suyos, con una bienvenida singular: “Señores, yo provengo de una tierra donde a la mierda se le llama solera”. Fue la especie picante, la alegría andaluza que avivó toda la presentación matinal, tan jugosa como las sesiones dobles de cine en las mañanas de domingo.

Espolvorearon, entre los presentes, platos de mucha sustancia, desde la sopa fría en gazpacho, el ceviche y la fruta impregnada de ovejas negras, hasta el pintxo de langostino con mermelada de albaricoque y el arroz con perdiz de Manolo Mayo, pasando por el pan de cristal relleno de pringá sevillana y las espinacas con garbanzos de Casa Robles. Un almuerzo que sonó a preámbulo de una cena prodigiosa donde se sirvieron aceitunas tratadas como hace 3.000 años y una mojama de quitarse el sombrero.

A la cita con este día de altos vuelos acudieron la presidenta y el gerente de Prodetur, Agripina Cabello y Amador Sánchez; Eduardo Sierra; Melchor Santiago y Carmen de los Martínez, que bañaron el día con sus ilustraciones musicales; Carlos Escuin; el presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla, Antonio Luque; Mark Delia; Jon de Miguel, de Taberna Plaza Nueva; el blogger con nervio Gerardo Maza, Cristina Bataller, Iñaki Urrutia, Beñat Hernández, que un día será periodista de raza si no pierde la pasión; Beatriz Marcos, José María Olmedo, Concepción Vega, Antonio Pardo, José María Vázquez; tres propietarios de mucha enjundia como Pablo Robles, Genoveva Torres y José Manuel Mayo; Manuel Macías, Juan Antonio Zambrano, Xabier Ochandiano, Carlos del Pozo o Fran León.

Hubo una defensa a ultranza de las tapas, “que dan diversidad, palabra que viene de diversión”, según el ingenio de Peregil, y que son entendidas como “un sistema de vida” y música improvisada con la vajilla, hubo risas y apuestas por una Sevilla que lanza un all in por la calidad. Lo escucharon Jon Miel Rementería, Israel Vega, José Luis Rodríguez y otra buena gente del norte y el sur, entremezclada.