ES, sin dudarlo, el lenguaje más universal que existe. No por nada, con la mirada se puede decir Te quiero o Te odio, puedes reir a carcajada limpia o llorar a lágrima viva. Un simple barrido de ojos, una manera de observar, un guiño... Es una forma simple, certera y eficaz de comunicación. ¿Acaso no aseguraba el poeta Gustavo Adolfo Bécquer que “el alma que hablar puede por los ojos,/ también puede besar con la mirada”? Y los poetas, como los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad. La mirada y sus perspectivas. No en vano, para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.

De las miradas vengo a hablarles recién llegado de la inauguración de la exposición que ayer arrancó en el Copper Deli, un local cool y vanguardista de la Plaza del Museo, unos metros en frente del Museo de Bellas Artes de Bilbao. La muestra se titula La locura en la mirada y recopila 22 de trabajos de Amanda Proy, más de dos decenas de creaciones realizadas con técnica mixta, en ete caso, ¡asómbrense!, con tinta y lejía. “Los efectos que se consiguen son espectaculares”, aseguraba la artista mientras los asistentes al despegue asentían. ¿Adivinan cómo y con qué? ¡Con los ojos !

La vida nos enseñó que lo importante se halla en la mirada, no en la cosa mirada. Esa es la lección que transmite Amanda. Con las miradas de ella, de Burt Lancaster, de James Dean, de Pablo Picasso, con lo que los ojos ven o con mil miradas. De todo ello bien pueden dar razón la dueña del Copper Deli, Marta Martínez García, Jorge López de Guereñu, director y jefe de estudios de Lápiz, el centro de arte y diseño donde también trabaja Amanda; los progenitores de la artista, Amando Proy y Mari Carmen Fernández, José Juez, aventajadas discípulas de Amanda como Ainhoa Múgica, Lara y Nora Elguezabal y Claudia Larrauri, Jorge Barrena, Patricia Callejo, Ana Martínez, Ana Ugalde y Raquel Méndez entre otra gente que disfrutó con una puesta de largo singular en un local que marca tendencias.

Una elección Digamos que la mirada es una elección. El que mira decide fijarse en algo en concreto y, por consiguiente, a la fuerza elige excluir su atención del resto de su campo visual. Esa es la razón por la cual la mirada, que constituye la esencia de la vida es, en primera instancia, un rechazo. Pero solo en primera instancias porque los ojos expuestos ayer despertaron, casi de inmediato, una singular atracción. Darán fe de lo que digo Andrea Botero, Santos González, Silvia Arroyo, Tatal Khaile, Ayoud Zouairi Tania Santana, Janire Suárez, el pequeño Javier Vázquez, Esther Villardón, Rafa Granado, Lucía Bengoetea, Carlos Hernández, Iker Olaizola y toda una legión de hombres y mujeres que disfrutaron de lo expuesto. Saben, porque se lo han leído a Shakespeare y lo han vivido en carne propia, que las palabras están llenas de falsedad o de arte y que la mirada es el lenguaje del corazón.