La escritora italiana Elisabetta Dami tiene una espíritu indomable. No solo porque de su imaginación haya nacido Geronimo Stilton (ahora mismo les explico quién es por si aún queda alguien que no lo sepa...) sino porque su vida misma es una aventura. La dulce Elisabetta (escribe para niños y sus fotografías promocionales transmiten esa imagen...) ha escalado el monte Kilimanjaro y ha hecho trekking en Nepal, ha corrido un maratón en el desierto, ha realizado varios saltos en paracaídas, y tiene una licencia de piloto que utilizará, supongo, en sus escasos ratos libres.
Cumplamos la promesa. Geronimo Stilton es un ratón. Un ratón escritor y director de un periódico llamado El Eco del Roedor. Vive en una isla ficticia denominada Isla de los Ratones, cuya capital es Ratonia. A ello hay que añadir un fondo cultural: es bibliófilo y melómano amante de la música clásica y de la tranquilidad. Pero, metidos en harina, todas sus aventuras son siempre agitadas. ¿Es Geronimo el alter ego de Elisabetta...? Ahí queda la pregunta.
Como ocurre con cada éxito literario internacional de carácter infantil, alrededor de los libros se ha levantado todo un jardín de mercaderías. Entre ellas hoy viene a estas páginas Geronimo Stilton: El musical del reino de la fantasía que está representándose estos días -hasta mañana, domingo- en el Teatro Arriaga. En él flota un mundo fantástico donde los sueños, la magia, la música y la imaginación son el hilo conductor de una historia que permite volar sobre el lomo de Draghan -el dragón dorado del arco Iris-; conocer a Valeroso -el gigante del reino de las nieves perpetuas-; descubrir cuál es la regla de oro de las Hadas, la fuerza de la Compañía de la Fantasía, las malas intenciones de la bruja Brujaxa, la peste que hacen los Trolls o las auténticas intenciones de Tizón III? Todo con el objetivo de salvar a Flordiana, la reina de las hadas. A buen seguro, Elisabetta hubiese elegido volar sobre las alas del dragón, como mucho de los niños ayer presentes en el patio de butacas.
En él disfrutaron de ese universo único gente como Sara Rodríguez, Estitxu Saitegi, Xabat Arginzoniz, Izaro Elejalde, Marc Peters, Lucas Sáez, Olga Greño, Aida y María Peters, Laura y Carlos Muñecas, Maitena Terrillo, Carlos Muñecas, Ana Molís, Javier y Ander Arrizabalaga, Ander Izagirre, quien acudía por primera vez en su vida a un teatro con seis años de edad y un bocadillo de salchichón en la mano izquierda "porque soy zurdo y a mucha honra", Iñaki Otalora, Ander Escalza, Bea Marañón, Idoia Murua, Danel Ortiz de Zarate, Jon y Alazne García, Urko de las Heras, Naikiri Oñaederra, Ainhoa Ugarte, Sara Mugica, Ikerne Orueta, lectora compulsiva -llevaba un libro de Gerónimo Stilton, El secreto del lago desaparecido, en la mano...-, Julen Guerra, Aitor y Nagore Martínez, Iker Ballesteros, José María Suárez, Miren Callejón, Dani y Elena Puerta, Cristina Fernández, Maite Bermúdez, Mari José Hernández, junto a los pequeños Alain, Gorka y Madalen Ruiz; Xabier Urrutikoetxea, quien no hacía más que preguntar si iba a conocer a Metomentodo Quesoso, supongo que un personaje de la saga, Urko Purroy, Mitxel García, Luisa Olmos, Carmen Ortega y así hasta poblar el patio de butacas que acabó sumergiéndose en un reino inolvidable.