Hace medio siglo, José Miguel de Barandiaran se interesó por la riqueza arqueológica de Uribe Kosta, comarca a la que denominó “La Estación Prehistórica de Kurtzia”. El sacerdote, antropólogo y etnólogo, célebre investigador de la prehistoria y la etnografía vasca, reconoció el valor de este área costera que alberga bajo su tierra e, incluso, sobre su superficie, un legado milenario que, hoy día, gracias a las investigaciones realizadas en la zona, permite conocer el modo de vida de nuestros antepasados.

No obstante, las primeras noticias bibliográficas que evidencian con detalle el potencial de Uribe Kosta las reflejó Antonio Aguirre, presidente de la junta de patronato del museo arqueológico de Bilbao, en el libro que publicó en 1955 Materiales arqueológicos de Bizkaia.

En la publicación señala concretamente el descubrimiento de piezas de sílex en la zona de Sopela y Barrika. Posteriormente, en 1959 junto a Mario Grande, director del museo arqueológico de Bilbao y José Miguel de Barandiaran, llevó a cabo unas prospecciones y sondeos en estos dos municipios para confirmar su potencial.

Más adelante, dicha riqueza se ha refrendado con los numerosos yacimientos prehistóricos descubiertos a lo largo de las últimas cinco décadas, que otorgan a este entorno una gran relevancia no solo en Bizkaia, sino en toda la cornisa Cantábrica.

Así, de Getxo a Plentzia, se han encontrado yacimientos del Paleolítico Inferior, del Paleolítico Medio, del Paleolítico Superior y de la Prehistoria reciente del Neolítico. Además alberga una estación megalítica en el cordal de Munarrikolanda (Berango-Sopela), conocida desde la década de los setenta y calificada como Bien de Interés Cultural desde 2009.

Fruto de su inquietud y pasión por continuar la labor investigadora de Barandiaran, el getxotarra afincado en Barrika Iñaki Líbano inició en 1979 junto a José de Saratxaga una serie de exploraciones que le llevaron a descubrir un total de 70 yacimientos prehistóricos en la zona. “Desarrollé un trabajo de prospección fruto del conocimiento del terreno adquirido por la experiencia y también de la propia fortuna, todo ello de forma totalmente altruista, con el único fin de recuperar toda la información posible de la continua destrucción de yacimientos de la Prehistoria que se estaba desarrollando en Barrika y Uribe Kosta”, expone Líbano, presidente de Edestiaurre Arkeologi Elkartea.

En este sentido, a partir de 1980 Líbano comenzó una labor investigadora a título personal e inició una intensiva documentación de cada uno de sus descubrimientos que le ha llevado a disponer de una minuciosa catalogación de esas 70 zonas arqueológicas “con su fecha y lugar exacto de descubrimiento”, apunta. Una cifra que hoy en día va en aumento. “El potencial que apreciamos en 1980 sobre la concentración de posibles yacimientos inéditos en el entorno de Uribe Kosta hizo que los clasificara de esta manera con el fin de que en un futuro pudieran ser de utilidad para su estudio”, indica. Los materiales prehistóricos fueron descubiertos gracias al “movimiento de tierras producidas por el laboreo de los terrenos, excavaciones de caminos o por trabajos urbanísticos”, explica.

Aranbaltza Así fue como sacó a la luz uno de los yacimientos de mayor interés a nivel social y científico. Son célebres los descubrimientos fruto de una excavación exhaustiva que se lleva a cabo desde 2013. “Es uno de los yacimientos más importantes que he descubierto”, destaca. Precisamente, entre las circunstancias que le llevaron a su hallazgo, además de un profundo conocimiento del terreno, están las investigaciones de Barandiaran, que realizó “justo a 300 metros de Aranbaltza, en Ollagorta, dos sondeos frente a la cantera”. “En la antigua cantera de Ollagorta se encuentra actualmente el caserío de Mentxaka, construido sobre 1980”, expone. En concreto, Aranbaltza es un nuevo yacimiento al aire libre que fue descubierto gracias la prospección en superficie y recogida sistemática y documentada de materiales realizada por Líbano entre 1998 y 2004. “La localización de este yacimiento no fue casualidad. Su descubrimiento lo realicé en una zona conocida por su importancia arqueológica del Paleolítico que abarca la zona costera desde la ría de Plentzia hasta Getxo, pasando por Kurtziamendi como centro neurálgico, con sus canteras de sílex, que es la materia prima utilizada en la Prehistoria para realizar todo tipo de herramientas cotidianas y de caza”, argumenta. Gracias a esta labor de prospección se encontraron numerosos restos líticos, entre ellos puntas chatelperronienses muy características de una época muy concreta de la Prehistoria y que cronológicamente se sitúa en torno a hace unos 40.000-45.000 años aproximadamente. Este fue el punto de inicio del conocimiento del yacimiento “zona 38”, tal y como lo denominó Líbano. “Estos restos líticos de esta tecnología se realizaron en el paso del Paleolítico Medio al Superior hace unos 40.000 años y son muy escasos en todo el registro de yacimientos al aire libre no solo de Bizkaia, sino de toda Europa”, señala.

Sobre esta línea, los materiales descubiertos fueron depositados en el Arkeologi Museoa en 2011 para ser revisados en coordinación con Diego Garate, arqueólogo del museo. “Este trabajo de información e inventariado fue desarrollado con el propósito de ofrecérselo a profesionales y ayudarles en la localización de estos yacimientos para su posterior estudio”, aclara Líbano.

En diferentes proyectos de investigación se proyectó el estudio pormenorizado de algunos de ellos y la excavación sistemática de los que se seleccionaron como los más importantes. “Así excavábamos en 2015 el yacimiento de Landaluce, en Sopela, y Aranbaltza, en Barrika, desde de 2013 hasta la actualidad”, apunta.

Por último, después de tres décadas investigando sobre el terreno, Líbano hace una reflexión. “Si se tiene en cuenta que todos estos yacimientos los he descubierto cuando se realizaban movimientos de tierras o trabajos de urbanización es evidente que aún existen yacimientos por descubrir y que en un futuro cuando se descubran potenciarán el valor de la arqueología prehistórica”.