Generación tras generación, de abuelos a padres y de padres a hijos, la pesca de angulas en el río Butrón se remonta atrás en el tiempo fruto de una tradición muy arraigada en diversas familias de la comarca de Uribe. Una pesca recreativa, de carácter aficionado, que ha alegrado durante décadas con sus capturas las comidas y cenas de familiares y amigos. Sin embargo, con la pandemia su actividad se ha quedado paralizada.

Ante esta situación, los anguleros del río Butrón, agrupados en la asociación Butroiko Anguleroak, que cuenta actualmente con cerca de medio centenar de socios, se han puesto en contacto con el departamento de Pesca del Gobierno vasco, que ve incompatible su actividad con la restricciones sanitarias, para reclamar que les otorguen las "licencias de 2020-2021 a partir de mañana, 1 de enero".

En este sentido, los anguleros de Butrón, que en 2019 llegaron a contar con "191 licencias y una veda del 15 de noviembre al 31 de marzo", solicitan que les autoricen la documentación para "no perder las licencias". "Si hay que cerrar la veda, se cierra, pero que nos las garanticen porque si no el año que viene nos pueden decir que nos la deniegan por no haberla sacado el año anterior", expone Ugutz Rotaetxe, portavoz de la asociación, quien señala que están "abiertos a acuerdos".

Al mismo tiempo, mientras miran de reojo al río en estos días tan propicios para ejercer esta actividad, también reclaman "la apertura de la veda del 1 de enero al 31 de marzo". Según señalan, se trata de un época muy prolífica para la pesca y lamentan que en zonas próximas del Cantábrico como "Asturias o Cantabria" les permitan pescar y a ellos no. "Enero, febrero y marzo es la mejor época del año para pescar. Las posibilidades de coger angulas los meses de noviembre y diciembre son de un 10%, en enero un 60%, y de febrero a mediados de marzo de un 95%. Esto es así desde que hemos empezado a pescar, salvo raras excepciones", exponen.

Actividad "Segura"

Al mismo tiempo, consideran que la no tramitación de las licencias lo único que fomenta es el "furtivismo" y lamentan que se permita la "pesca de arrastre que entra a un estuario con sus redes y se llevan todo lo que no hemos cogido nosotros en diez años". "Lo nuestro es una actividad tradicional, para disfrutar, puesto que ninguno es profesional y nadie vende un kilo de angulas. Nuestra actividad supone un 1% o 2% de toda la pesca de angulas del Cantábrico", subraya Rotaetxe.

Por último, sostienen que se trata de una actividad "segura" en la que se garantiza la distancia de seguridad que reclaman las autoridades sanitarias. "Se guardan entre 10 y 15 metros de distancia y en algunos casos hasta 30 metros", concluyen.