"Hemos demostrado ser una familia en muchas ocasiones y ahora, más que nunca, toca volver a hacerlo". Ese es el lema que da voz a una urgencia. Es el grito de ayuda ante una de esas situaciones derivadas del maldito coronavirus. Es el sentimiento que encabeza la iniciativa para recaudar fondos impulsada por el club de rugby Uribealdea con la intención de echar una mano a cuatro de sus jugadores. Son argentinos y no tienen opción de regresar a su país y la entidad deportiva, que hasta ahora ha asumido sus gastos de alquiler y manutención, ya no puede sufragarlos.

Uribealdea R.K.E. es la unión entre Mungia Rugby Taldea-Torpedo Gorria y el Kakarraldo Rugby Taldea, de Plentzia. Y desde hace varias temporadas realiza fichajes de extranjeros para competir en la categoría nacional. "Empezamos a contratar a jugadores de fuera para suplir los puestos que, en principio, no cubríamos con la gente de casa para el primer equipo. Creo que este es el sexto o séptimo año que llevamos haciéndolo. De Argentina, en concreto, este es el tercer o cuarto año", explica César Hernández, presidente de Uribealdea. "Tampoco podemos darles un contrato con una remuneración laboral; lo que ofrecemos es la estancia y su mantenimiento durante todo el tiempo que dura la liga, además de cualquier tipo de asistencia médica, ya que la tenemos cubierta con el seguro deportivo. Las cosas han ido bien y la gente ha estado contenta, tanto los de casa, como los que han ido viniendo y ese boca a boca nos ha servido de referencia y han ido llegando jugadores", añade César.

Todo habría discurrido como en las campañas anteriores si no fuera porque el covid-19 ha hecho un salvaje placaje a la normalidad y los planes establecidos. "Faltaba un partido para terminar la temporada cuando se decretó el estado de alarma y todo quedó en suspenso, porque no sabíamos si íbamos a volver a competir o no€ Al final, la federación anunció el pasado día 30 que daba por terminadas las competiciones. Aun así, la liga acababa en marzo y nuestro compromiso con los jugadores era darles el sustento y la estancia hasta ese momento, porque en el club vamos con presupuestos superajustados, teniendo que mirar cada céntimo. Al venir toda esta historia, te descuadra todo; no solo para el club sino para ellos porque tenían sus vuelos cogidos de vuelta a Argentina y esos aviones se han ido cancelando", señala el presidente. Los jóvenes, de poco más de 20 años, han cambiado varias veces de fecha para volar, pero ese viaje no termina de despegar nunca, dadas las restricciones impuestas. Sus llamadas a la embajada tampoco han tenido el resultado esperado. "Les dicen que en cuanto puedan fletarán el vuelo, pero que ahora están priorizando a personas con otras características", suspira el mandatario de la entidad deportiva.

En Facebook

Es por todo ello por lo que compañeros y exjugadores de Uribealdea, con el apoyo de la directiva, han lanzado una campaña en Facebook -se llama Ayuda a nuestros compañeros de Uribealdea RKE- con el objetivo de recaudar dinero para pagar el alquiler y la manutención a estos argentinos sin trabajo hasta que puedan volver a sus hogares. "Ellos están alojados en la vivienda de una señora en Plentzia. Nos amplió los contratos y se está portando muy bien porque hay cosas que no nos ha cobrado, pero llega un momento en el que ella necesita ingresos y preparar la casa para la temporada de verano. Sabemos que en estado de alarma no les podría echar, pero no queremos ir por ahí, porque ella bastante bien se ha portado", opina César.

Así que los próximos días 10 y 15, los jugadores tendrán que dejar esta residencia. Las arcas del club de rugby no pueden costear más alquileres, pero Uribealdea no está dispuesto a dejarles en la estacada. "No se van a quedar en la calle y si es necesario vendrán a las casas de quien sea", destaca el presidente. Sin embargo, la situación no es sencilla. La directiva ha solicitado ayuda a los ayuntamientos de Mungia y Plentzia y están a la espera de una respuesta. Además, desde el club agradecen la colaboración recibida por parte de Jangai, Zaintza Sarea y Cruz Roja, y, en especial, de Bea Barahona.