El alumnado de la ESO y de Bachillerato del Centro de Formación Somorrostro abandonó ayer miércoles por unas horas la comodidad de sus pupitres en el centro docente muskiztarra para trasladarse a las procelosas aguas del Mediterráneo central donde pudieron conocer y empatizar con la gran labor humanitaria que lleva a cabo en esta zona la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) rescatando a miles de migrantes, sobre todo refugiados de diferentes conflictos bélicos. Fue un acercamiento crudo, sin adornos, a una triste realidad que cada año siega la vida de miles de personas que huyen de sus países para encontrar una oportunidad lejos de las guerras y los atropellos de los derechos humanos que se comenten en diferentes países de África o en el mundo árabe.

“Tratan de huir de esa locura que se vive en sus países aunque lo que es una locura absoluta en realidad, son las políticas de inmigración de la Unión Europea que dificultan, cuando no impiden taxativamente, la llegada de estas personas. Es el caso de Malta, que es un país integrado en la Unión Europea, al que ni se le ve ni se le espera en esta labor humanitaria”, protestaba Óscar Fernández, capitán del buque Aita Mari,en la que también tomó parte la representante de SMH, Izaskun Larrabeiti, responsable del programa sanitario que se desarrolla en la isla griega de Quios.

Y lo hacían después de que este mismo lunes, el buque de rescate Aita Mari colaborase con las autoridades italianas en una acción de rescate que salvó la vida de más de 280 personasAita Mari que fueron conducidas al puerto italiano de Lampedusa. En esta ocasión no lo hicieron a bordo de este viejo atunero, anteriormente llamado Stella Maris Berria, aunque su remozada cubierta ha conocido en sus anteriores singladuras -esta es la séptima- miles de historias de estos supervivientes. ¿Cómo es el trato con estas personas cuando llegan al barco, suele haber problemas?, preguntaba casi sin querer una joven alumna de 2º de la ESO.

“No te voy a mentir, algún problema siempre hay, pero hay que tener en cuenta varios factores y entre ellos el principal es que llegan atemorizados, exhaustos después de una travesía agotadora, llegan con hambre, mojados y, claro, la supervivencia es un instinto muy fuerte. A todos se les da un kit de ropa seca y tres mantas, pero no puedes evitar que alguien de repente, porque es más grande o porque tenga más frío, tenga 5 mantas y otro dos. En general la convivencia es buena”, contestaba Fernández quien el martes, con los alumnos de FP incidió en señalar que “en el barco se juntan personas de diferentes sexos, edades, procedencias, religiones, etcétera, que tienen en común las ganas de una nueva vida lejos de la guerra”.

La ONG con base en Zarautz atiende también a los refugiados en tierra a través del proyecto Quios desarrollado desde 2017 en la isla griega del mismo nombre. “Nos han trasladado a una zona apartada de este núcleo turístico donde ahora contamos con un dispensario en un contenedor reformado desde donde damos ininterrumpidamente soporte sanitario desde 2017 gracias a los voluntarios de diferentes partes. Habrán pasado por allí más de 130 grupos con unos 110 voluntarios cada año con los que hemos podido atender a más de 8.900 personas y hemos podido llevar a cabo más de 12.000 atenciones”, señalaba Larrabeiti, quien destaca que “también tenemos un plan intermitente de salud bucodental con ayuda de un ONG alemana”. Una ayuda que siempre es bienvenida. “En SMH siempre hay hueco para tripulantes, sanitarios y colaboradores para eventos de sensibilización y apoyo”, señalan.