La historia de la ría y su entorno no se podría explicar sin la aportación de la industria y, entre todos los proyectos industriales que se han asentado en Ezkerraldea, el de más calado ha sido Altos Hornos de Vizcaya. Por ello, el museo Rialia ha organizado la exposición Semillas de hierro. El final de Altos Hornos de Vizcaya, Semillas de hierro. El final de Altos Hornos de Vizcayauna muestra que compuesta por cuarenta fotografías realizadas por el fotoperiodista sestaoarra Fidel Raso. Esta exposición estará abierta al público hasta el próximo 14 de noviembre.

Las instantáneas que componen esta exposición muestran estampas cotidianas de lo que era el trabajo en Altos Hornos, imágenes que trasladan al espectador la dureza de las labores que se realizaban en los últimos meses de vida de la empresa. Y es que las fotografías captadas por Fidel Raso se tomaron en el último año de Altos Hornos, ya que este trabajo fotográfico fue realizado entre febrero y marzo de 1995. Las propias instantáneas sirven de explicación de por qué acabó llegando el punto y final de la trayectoria de esta empresa que representó el principal sustento de Ezkerraldea, Bizkaia y Euskadi durante más de un siglo. "Son imágenes tensas pero que desprenden un sorprendente aire de cotidianeidad, de un acto repetido cientos de veces. En estas fotografías se aprecia la despedida de los humos siderúrgicos que durante tantos años caracterizaron nuestro paisaje y formaron parte de nuestras vidas", explica Mikel Torres alcalde de Portugalete, municipio en el que se alza el museo Rialia.

Los instantes en los que se tomaron las cuarenta fotografías que dan color y vida a la exposición fueron de gran incertidumbre no sólo para todos y cada uno de los trabajadores de Altos Hornos de Vizcaya, sino también para toda la comarca. Y es que el peso específico de la empresa era tremendo en todo Ezkerraldea y el hecho de que se fuese a cerrar Altos Hornos suponía el final de un modelo económico que había triunfado en la comarca y que hizo de Ezkerraldea el motor de Euskadi. Esa incertidumbre respecto al futuro también se refleja en las instantáneas tomadas por Raso. Incertidumbre porque tocaba reconvertirse para tratar de sobreponerse al golpe y al vacío que dejaba Altos Hornos a todos los niveles. Y es que la segunda mitad de la década de los noventa fue la época del desmantelamiento de parte de las instalaciones industriales que habían sido los puntales del crecimiento económico y social de Ezkerraldea. "En estas fotografías se vislumbra el desmantelamiento de las grandes estructuras fabriles que nos acompañaron, en mi caso, durante la infancia y parte de mi vida", explicó Mikel Torres. En respuesta a todo ese movimiento de desmantelamiento del patrimonio industrial que Ezkerraldea fue acumulando durante las décadas anteriores, surgieron iniciativas como la del museo Rialia para mantener el legado industrial de la comarca y hacer que la comarca pueda mirar hacia el pasado para encaminar su futuro fiel al carácter luchador, trabajador y valiente de que siempre ha hecho gala.

heredera de un libro

La exposición que se podrá disfrutar en Rialia hasta el próximo 14 de noviembre es heredera del libro que publicó el propio Fidel Raso en 1995, poco después de que tomase las fotografías y que tiene el mismo nombre que la muestra: Semillas de Hierro. Ese libro encarnó uno de los proyectos más significativos de la trayectoria de Raso, quien comenzó a ejercer el fotoperiodismo a mediados de los setenta y cuyas fotos han ilustrado las noticias de varios periódicos, entre ellos DEIA. Ahora, con la particularidad y la cercanía que destila su objetivo lleva al público cómo fueron los últimos meses de Altos Hornos de Vizcaya, un proyecto que no solo fue el motor de Ezkerraldea, sino que dejó semillas de hierro para que la comarca iniciase un nuevo camino fiel a sus principios. Todo ello estará a disposición del gran público a lo largo de los dos próximos meses en el museo Rialia de Portugalete.