La pandemia ha supuesto la puntilla para la ya de por sí "paupérrima" oferta de horarios en la línea de Renfe que discurre entre Bilbao y Santander. "A la reducción de las frecuencias hasta un único tren diario, solo de ida, que nos impide ir a Bilbao y regresar, hay que añadir el pésimo estado de conservación de las vías, con una alarmante falta de inversiones, supliendo las obras con señales de limitación de velocidad", según denuncian los vecinos que han constituido en Karrantza una plataforma en defensa de este medio de transporte. Han empezado sus acciones emprendiendo una recogida de firmas.

El trazado "representa la única opción de transporte público para los municipios afectados, tanto de Enkarterri como de la Cantabria interior". Existe la posibilidad de tomar el Bizkaibus Lanestosa-Balmaseda, pero "hay que bajar en Zalla y esperar que coincida con el servicio de Balmaseda a Bilbao". "Aparte de que el autobús tarda bastante más, hay gente que no lo puede coger porque se marea y no se pueden meter animales o bicicletas", argumentan. La falta de dos tramos para finalizar la electrificación de la vía que quedó incompleta, obliga a mantener las locomotoras a gasoil, lo que conlleva un mayor coste y contaminación. "La falta de personal provoca constantes retrasos, transbordos, falta de mantenimiento o falta de información, redundando todo ello negativamente en la ciudadanía", señalan.

Las opciones de desplazamiento repercuten en el proyecto de vida de los vecinos de Karrantza, que "si quieren estudiar en la ciudad optan por alquilar un piso en Bilbao por la imposibilidad de compaginar los trenes existentes actualmente con sus necesidades" y "lo mismo sucede con los asuntos laborales, sanitarios o administrativos", sobre todo teniendo en cuenta "el envejecimiento de la población y su necesidad de transporte público".

Mociones previas

Ayuntamientos afectados "y multitud de personas se han dirigido en numerosas ocasiones a los responsables de Renfe y Adif, incluso con mociones aprobadas por ayuntamientos como el de Karrantza, que lo hizo en 2014 y 2016 para denunciar la situación y exigir medidas inmediatas". Las mociones "se enviaron igualmente a los responsables de transportes de la Diputación y el Gobierno vasco, solicitando su intermediación pese a no ser competencia propia" y sí del ejecutivo estatal.

Por todo ello, "no entendemos cómo se desentienden de la infraestructura existente, que se puede mantener con una modesta inversión en electrificación y acondicionamiento", lamentan.