- La asociación Mendi Ona, colaboradora del Banco de Alimentos en Güeñes, estima en 1.500 kilos la cantidad de víveres que han distribuido este mes entre unas ochenta familias vulnerables del municipio con la colaboración de la Cruz Roja. La emergencia desatada por el coronavirus ha venido a agravar las que ya atravesaban, como comentan algunos usuarios mientras recogen las cajas previamente clasificadas, de acuerdo a un riguroso protocolo: en una entrada lateral de la kultur etxea de Sodupe por donde ya accedían antes, pero guardando la distancia de seguridad y con citas espaciadas para evitar aglomeraciones. "A mi pareja le han reducido el horario a media jornada laboral. Con el pago del alquiler y todos los demás gastos nos cuesta llegar a fin de mes", cuenta una vecina que acude con su hijo. "Me preocupan las consecuencias del covid-19, las sanitarias y las económicas. Yo ya venía antes, pero esta situación nos va a dejar aún peor", señala otra usuaria.

Conviven con realidades muy duras, ¿les afecta a nivel personal?

—Los voluntarios siempre hemos procurado ser agradables con las familias que recurren al Banco de Alimentos. Sin duda, lo que vemos nos toca en lo personal, cuando vienen con niños es muy duro. Cuando se les hace llegar la comida percibimos ese brillo de agradecimiento en sus ojos.

¿Se organizaron de alguna forma para afrontar una posible mayor demanda por la pandemia?

—Lo miramos desde el Ayuntamiento junto con la asociación para ver cómo estábamos con los alimentos, comprobar si nos alcanzaban o no para cubrir todas las solicitudes, o si podíamos ponernos en contacto con la Mancomunidad para solucionarlo entre todos en ese caso y no ha hecho falta hasta ahora. Como Banco de Alimentos municipal no hemos tenido la necesidad de pedir más. Vamos solucionándolo bien y, además, hemos contado con el apoyo de donaciones de diferentes empresas cuya aportación agradecemos.

¿Han notado un incremento de usuarios en los últimos dos meses?

—En este momento, se están registrando más altas por la situación que vivimos. Por desgracia, son más los que vienen que los que dejan de venir, porque encuentran trabajo o bien al mudarse a otras localidades. La asociación Mendi Ona nació en febrero de 2014, todavía dentro de la anterior crisis económica, cuando detectamos la necesidad de esta ayuda básica y contactamos con el Banco de Alimentos para ofrecernos a colaborar en la distribución del producto. Al principio dábamos cobertura a 19 familias en un local más pequeño y actualmente rondan las ochenta. Previamente acuden a la asistente social, que les pide una serie de requisitos para entrar a formar parte del reparto.

¿Qué modelos familiares observan?

—Hay de todo, desde gente joven con niños pequeños a personas mayores que se han quedado solas o la pensión no les llega para afrontar los gastos.

¿Cómo realizan la distribución?

—El tercer jueves de cada mes recibimos el pedido en la kultur etxea de Sodupe. Lo clasificamos, empaquetamos en cajas en una mañana o dos -controlando cada uno de los seis voluntarios un tipo de alimento para cerciorarnos de que no falte nada-, llamamos por teléfono a las familias destinatarias y el martes o miércoles siguiente se acercan. Vienen, presentan el DNI para cotejar los datos y se marchan. Ahora mismo de los colaboradores habituales de la asociación, tres forman parte del grupo de riesgo frente al coronavirus por ser mayores de 70 años y yo estoy operado del corazón, así que tomamos la decisión de que nosotros decepcionáramos el producto y lo dejamos preparado para que lo entreguen desde la Cruz Roja, cuya labor nos está resultando imprescindible. No obstante, estamos siempre cerca por si necesitan que les ayudemos con algo desde el almacén que comunica con una entrada secundaria a la kultur etxea. Los usuarios llegan caminando por una rampa y se les acercan las bolsas de comida a mesas.

¿Continúa activo el servicio de Güeñes Elikagüre vacaciones?

—Sí, se ha ampliado a esta emergencia el poder ofrecer alimentos frescos durante las vacaciones a los chavales que durante el año cuenta con una beca de comedor escolar.

"No hemos tenido necesidad de pedir más género a raíz del coronavirus, además, hemos recibido donaciones"