Habían rodeado en el calendario la fecha del 25 de abril. Tal día como mañana, habían quedado en verse “en Bastida, en Nafarroa Beherea”, precisa el encartado Gorka Belasko, a quien habían encomendado la organización. Pero el encuentro de dibujantes para disfrutar de su mutua compañía mientras pasan una jornada pintando en directo engrosa la lista de eventos que la irrupción del coronavirus ha dejado fuera de juego. Lo que no significa que hayan renunciando a sus planes. Mantienen la fecha plasmando el ecosistema que rodea el confinamiento: el interior de los hogares y las vistas desde ventanas y balcones y compartirán sus progresos en las redes sociales a determinadas horas del día.

Aunque la actualidad les ha obligado a cambiar el guion, “vimos que se podía dar la vuelta” al movimiento pictórico denominado Euskal Herria Sketchcrawl “para que “en lugar de fuera hacia dentro, fuera de dentro hacia fuera”. Es decir, “desde nuestras casas al exterior”. La etiqueta #Biruscrawl precederá todas las obras que se suban a los respectivos perfiles en Facebook, Twitter e Instagram con el horario marcado. “Intentamos reproducir de alguna manera el modus operandi que solemos llevar a cabo en las excursiones, cuando nos desperdigamos por los distintos municipios para dibujar y vamos marcando puntos de encuentro durante la jornada”, describe Gorka.

Así, mañana comenzarán por reproducir el interior de sus hogares desde las 10.30 horas. A las 12.00 compartirán el resultado de su trabajo y pasarán a la siguiente fase, la de concentrarse en la panorámica desde balcones y ventanas. A las 13.00 horas harán un descanso para encontrarse en un pintxo pote en el balcón, otra de las opciones de este mes de cuarentena para conservar el contacto con las amistades.

Debates técnicos Momentos que “habitualmente aprovechamos para conocer a la gente” que responde a las convocatorias de sketchcrawl y esta vez no representará una excepción. Como “configuramos programas de día completo”, han respetado la comida y el café posterior. También “nos sacábamos una foto de grupo antes de despedirnos, no sabemos cómo lo prepararemos...”, pero algo se les ocurrirá “con el objetivo de intentar recrear el ambiente de camaradería que se genera.

La tecnología les dará pie a saludarse y “debatir sobre cuestiones técnicas que surgen a menudo” en las quedadas de sketchcrawl en las que predominan los cuadernos, lapiceros, bolígrafos y rotuladores para facilitar el movimiento por las localidades anfitrionas.

En Enkarterri, dos lo fueron en el pasado. Primero Balmaseda, en una fría jornada con restos de una nevada anterior que concluyó alrededor de las putxeras que les sirvieron en el museo Boinas La Encartada. Más adelante, visitaron la cueva de Pozalagua y el museo de Dolomitas, entre otros encantos de Karrantza y admiraron los paisajes del valle.

A estas reuniones coinciden alrededor de medio centenar de participantes, “en ocasiones de hasta cinco herrialdes” que hasta movilizan autobuses si es necesario para facilitar los viajes. Hasta que puedan retomar las citas de forma presencial, la convocatoria de mañana les ayudará a “seguir en el candelero” sin abandonar su afición durante el confinamiento.