ARDIERON 75 de las 150 casas edificadas en Balmaseda aquel 8 de noviembre de 1808 en el incendio de la villa ordenado por el general holandés Chassé en plena Guerra de la Independencia contra Francia. Como escarmiento para someter a otros municipios o castigo por la resistencia que había opuesto el municipio, el caso es que aquello afectó al patrimonio y, sobre todo, a los vecinos que quedaron sumidos en la pobreza hasta que pudieron recuperarse poco a poco. Y entonces estallaron las guerras Carlistas. Pikizu pone nombres, apellidos -reales y recreados- y sentimientos a los balmasedanos que lo vivieron. Larga lucha por la libertad, su primera novela histórica, indaga en los primeros años del siglo XIX antes de la próxima escenificación de la quema de la localidad, que se llevará a cabo pronto. Se trata del capítulo inicial de una trilogía que se extenderá aproximadamente hasta 1845. Ante la abundancia de datos encontrados, ha optado por dosificar la trama.

La información recabada mientras investigaba sobre la antigua fortificación del Cerro del Castillo, “objeto de una voladura por las tropas carlistas en 1836 y por las liberales en 1838 y donde tantas veces jugué de niño” le llevó a ampliar el arco temporal de las pesquisas retrocediendo en la línea cronológica. “Tiré hacia atrás y me sumergí de lleno en el incendio de 1808, los acontecimientos que le precedieron y sus consecuencias”, indica.

En dos años entre archivos dio con “el libro del hospital de villa y otros documentos de actas” con los que comenzó a establecer una cronología de acontecimientos año por año. En esta ha dispuesto de la ayuda de la bibliotecaria de Balmaseda, María José Cabria y de los trabajos de la historiadora Julia Gómez Prieto, las investigaciones de los hermanos Txomin y Jesús Etxebarria Mirones y “la obra del balmasedano Martín de los Heros titulada Historia de Valmaseda”, que aborda esta época. Se topó con sagas conocidas de Balmaseda, “como los acaudalados Antuñano” pero sus avatares no encajaban con la idea del argumento que ya vislumbraba en forma de novela.

Abuelos de Martín Mendia Así que dio vida a un protagonista ficticio, el comerciante Roque de la Palenque, que debe hacerse cargo del establecimiento pañero de su familia en la calle Correría mientras corteja a Manuela, “hija de un curtidor del barrio de las Tenerías”. Su amigo guipuzcoano corredor de lonja Tiburcio, compañero de armas en la Guerra de la Convención, vive en Bilbao tras casarse con Paula, una joven de Begoña. “El Tiburcio Mendia que más tarde se asentaría aquí es el abuelo de Martín Mendia”, el célebre indiano y benefactor cuya estatua se alza en la plaza de San Severino, que da nombre al paseo paralelo al Kadagua que desemboca en el Puente Viejo, la calle donde se encuentra el palacio Horkasitas y las escuelas.

Bilbao, Balmaseda y el valle de Mena, “donde se desarrolla parte del argumento con otro personaje real, Pedro León de Conde, el otro abuelo de Mendia” forman los vértices del triángulo de la acción que confluye en determinados acontecimientos, como el incendio de 1808.

Pero sin dejar de lado otros aspectos de la sociedad. El trabajo y el comercio “tienen un gran peso en la novela. Las ferrerías y martinetes, que tanta fama dieron a la villa durante el siglo XVIII, ahora están en declive, mientras su mercado semanal languidece a causa de la apertura del Camino Real por la peña de Orduña y la población pasa verdaderas penurias con las hambrunas que se extienden por la península durante varios años”.

Pikizu narra “una época conflictiva en la que la sociedad empezaba a cambiar. Después de la Revolución Francesa, la burguesía cogió fuerza”. Retomando las inquietudes de los comerciantes, “ya eran acaudalados y aspiraban a estar representados en las instituciones, además de la modernización y liberización del sector”, en contrapunto a “la Iglesia y el clero de provincias, con sus curas beneficiados, controlan todas las parcelas de la vida diaria de los feligreses, así como la propiedad de numerosos bienes”.

“¿Por qué el título de Larga lucha por la libertad?”, preguntó el concejal de Cultura, Ander Rivero, en la presentación. Años de guerras conducen al regreso del monarca absoluto, por lo que los protagonistas terminan con un poso de amargura, “casi como al principio”. Habrá que esperar a los siguientes volúmenes para ver cómo continúan sus avatares. La novela ya se puede adquirir en la editorial Harresi, fundada por el autor, y en librerías de Balmaseda.