Ortuella - Los colegios Marcelino Ugalde, San Félix y Doctor Fleming en Urioste eran los tres centros escolares donde los quintos del 69 dieron sus primeros pasos formativos. Días de estudio académico y aprendizaje vital que en la hora del patio servían para forjar amistades que duran toda la vida y que están ahí latentes por mucho que el tiempo y la distancia se empeñen en desdibujar. Unas relaciones que el próximo día 11 de mayo intentarán poner al día cerca de 120 ortuellarras nacidos en el año 1969, el año que pasó a la historia por la llegada del hombre a la luna a bordo del Apolo 11 un 20 de julio. “Algún que otro chiste ya hemos tenido que oír a cuenta de lo del 69, más ahora que cuando éramos críos o jóvenes, pero bueno, nos da bastante igual”, señala Carlos Muñoz, uno de aquellos niños que ahora colabora en la preparación de este reencuentro. “Tenemos un grupo de WhatsApp en el que ya estamos apuntada bastante gente y lo cierto es que se ven muchas ganas para venir a la comida y lo que venga después”, apunta Antonio Sevilla Sevi, alma mater del encuentro que reunirá a muchos de aquellos cerca de 120 niños que nacieron aquel año y estaban empadronados en Ortuella, aunque no hubieran nacido allí.

Blanco y negro

Es el caso de Encarni Miguel que llegó a la localidad minera desde el municipio de Burgos en el que nació y que recuerda su infancia “machacada” por el famoso sketch de Martes y Trece de Encarna de noche y sus empanadillas de Móstoles. Recuerdos que a buen seguro compartirá con aquellos niños que se dejaban los ojos delante del televisor en blanco y negro para ver series legendarias como Los ángeles de Charlie, Los hombres de Harrelson, Mazinger Z, Viki el vikingo, Crónicas de un pueblo, Verano azul o El hombre y la tierra.

“No obstante nosotros fuimos bastante callejeros. Antes cuando te portabas mal te castigaban sin dejarte bajar a la calle, ahora si quieres castigar a tu hijo le amenazas con mandarle a la calle y sin el móvil”, señala Muñoz ante el asentimiento generalizado de los presentes entre los que también se encuentra Oscar González Ocio, otro de los niños que vivió con apenas 12 años la tragedia del colegio Marcelino Ugalde.

Un triste episodio que, aunque sin duda saldrá en algún momento de la reunión de quintos, lo mismo que el recuerdo por los ausentes, no empañará una jornada que, tal como señalan sus promotores, “pretende fomentar la relación de aquellos a los que ahora no solo nos une el pueblo si no también la generación”, señala Encarni. Una afirmación que redondea Sevi quien apunta que más del 80% de aquellos niños siguen viviendo en Ortuella. “Hay gente que va a venir de fuera como dos ortuellarras que viven uno en Barcelona y otro en Madrid que ya se han apuntado y sobre todo el de una chavala que vive en Jaén desde hace más de 20 años y que va venir a la jornada. Pero lo curioso es que tiene un vuelo para venir a pasar este día con nosotros y al día siguiente, después de dormir en casa de una hermana, tiene que volver a volar porque celebra en Jaén la comunión de una sobrina”, señala Antonio. “Ella dice que tiene que venir porque es algo especial para ella el poder reencontrarse con la gente de su niñez”, señala Encarni, quien comenta que “si yo viviera fuera también lo haría. Es que es algo especial que se empezaba a notar el año pasado porque te encontrabas con la gente de tu quinta y comentabas, eh, que el año que viene nos toca, y empezamos a preguntarnos a ver quién lo organizaba”.

Al final gracias el empuje del Sevi y el apoyo de varios jóvenes cincuentones, el salón Gorbea de Ortuella será escenario el sábado 11 de mayo del reencuentro de más de 100 ortuellarras que de niños seguro que corrían y jugaban en las campas de Landeta (hoy grupo Ganguren) en el Barracón, en los jardines de Mendialde donde el hinque volaba, donde se erigían grandes circuitos para jugar a los iturris. Los más aventureros aprovechaban los talleres para hacerse con rodamientos y fabricarse estupendas goitiberas. En Ortuella por cuestas no iba a ser.