Balmaseda - “Están tan contentos que hoy tenían prisa por vestirse”, contaba un grupo de padres en la entrada al colegio Mendia. Un chaleco rosa remató durante dos semanas el vestuario para ir a clase. Es el uniforme de los participantes en la prueba piloto del camino escolar, el proyecto con el que el Ayuntamiento de Balmaseda quiere fomentar la autonomía de los más pequeños en sus desplazamientos y convertir las calles en un lugar que no se perciba como una amenaza. Más de 150 escolares de las ikastolas Mendia y Zubi Zaharra han participado en la experiencia.

Según el estudio de diagnóstico previo elaborado por el Consistorio, seis de cada diez alumnos prefieren ir a clase con sus amigos, por el 20% que elegiría ser acompañado por sus padres. Por ello, la campaña persigue diluir el miedo de las familias a los barreras arquitectónicas o la seguridad de los niños no solo en sus paseos a los centros escolares, sino también durante sus juegos en parques o plazas. “Se trata de detectar actitudes de movilidad insostenibles y obstáculos en la configuración urbanística, incentivar la actividad física, fomentar la sociabilidad de la infancia, y dotar a los niños de espacio”, describen desde el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Balmaseda.

La implicación del club de jubilados guiando a los escolares en los trayectos a las aulas a primera hora de la mañana y de los comerciantes que se han ofrecido a colaborar con la iniciativa ha resultado crucial para que el camino escolar haya arrancado con éxito. - E. Castresana