El pasado 24 de febrero miles de familias ucranianas vieron truncadas sus vidas a causa de la invasión rusa. Entre ellos, los más vulnerables, los niños y niñas. Cerca de 7,5 millones están en riesgo. El horror de la guerra ha interrumpido sus vidas y les ha arrebatado parte de su infancia, teniendo que dejar atrás a sus seres queridos. Por eso el Ayuntamiento de Berango, en colaboración con Unicef, organizó ayer domingo una marcha solidaria de 7 kilómetros por el municipio para recaudar fondos para ayudarles. Un itinerario que concluyó con espectáculos de magia y baile.

Una de esas personas que tuvo que escapar debido a la entrada de las tropas rusas es Veronika Pershyna, una joven de 27 años traductora de español que partió de Bucha -a poco más de una hora en coche de la capital Kiev- el 12 de marzo y tras cinco días de periplo logró escapar de Ucrania. Ahora vive con una familia en Getxo. En Ucrania ha dejado a su marido, soldado, y a su padre. La situación en su ciudad es desoladora. "Allí no tenemos donde vivir, no podemos volver porque las casas están destruidas". Veronika también denuncia los "graves abusos" que están cometiendo las tropas rusas en su ciudad, próxima a Irpin. "La situación es terrible, la mitad está destruida y han matado a mucha gente. El día que nos evacuaron mataron a cerca de 300 hombres. Además, roban y violan a las mujeres, no permiten las evacuaciones de civiles, las únicas a territorio ruso, y tampoco dejan enterrar a los muertos. Ahora han abandonado la ciudad, pero no tenemos garantías de que no vayan a volver", expone. "Hay rusos que están de incógnito, con ropa de civil, controlando cómo está la situación", agrega. Una vez tomada la decisión "más difícil" de su vida, dejar su tierra natal, sueña con poder regresar. "Ojalá podamos volver pronto, aunque ahora no se puede andar por la ciudad porque está minada", confiesa.

Una situación límite ante la que el pueblo de Berango volvió a mostrar su cara más amable. Isidro Elezgarai, presidente de Unicef Comité País Vasco, participó en el recorrido y recogió el cheque de manos de la alcaldesa de Berango, Anabel Landa. En total, 197 familias tomaron parte y se recabaron 6.541 euros, de los cuales 3.000 fueron aportados por el Consistorio. Algunas personas, incluso, donaron más dinero de los 5 euros por familia estipulados. "Nos parecía poco y hemos donado más porque lo están pasando muy mal", explicó una de las participantes. También los niños y niñas berangoztarras se solidarizaron con los pequeños ucranianos. "No tienen juguetes ni comida", expresó el joven Ibon, de 6 años de edad.

Por su parte, Elezgarai agradeció la iniciativa "tan bonita" y subrayó que "la cantidad recaudada no es lo más importante, sino la sensibilización, que tengamos el corazón dispuesto a ayudar y a recibir a estas personas".

Medicinas

En concreto, lo que la ONG necesita son "vacunas para el covid-19, puesto que Ucrania todavía solo ha puesto la primera dosis, y para otras enfermedades que están apareciendo a raíz del conflicto como el tifus o la polio, entre otras, que parecían ya erradicadas en Europa", detalló. Al mismo tiempo, apuntó que requieren también "material médico y quirúrgico" y que el dinero recaudado lo utilizarán para respiradores -han enviado ya 22-, así como material de obstetricia para atender a las mujeres embarazadas". Las aportaciones también van destinadas a los puntos azules que proporcionan un lugar seguro para los menores y sus familiares, así como servicios esenciales", agregó. "Estos centros tienen como objetivo dar apoyo a las familias vulnerables en tránsito, y particularmente a los numerosos menores no acompañados o separados de sus familiares, que corren el riesgo de contraer enfermedades, sufrir traumas y convertirse en víctimas de trata de seres humanos", concluyó. Una vez más, Berango demostró que es una Ciudad Amiga de la Infancia.

"Esta iniciativa busca sensibilizar para que tengamos el corazón dispuesto a ayudar"

Presidente Unicef País Vasco

"Ahora mismo en Ucrania no tenemos donde vivir, nuestra ciudad está destruida"

Ucraniana